miércoles, 9 de enero de 2008

La chica Nescafé

CARLA BRUNI: QUELQU´UN M´A DIT

De nuevo pegados a la actualidad y siento ser repetitiva pero no puedo resistirme a ello, ahora que el presidente francés se ha enfrentado a unos 400 periodistas (!) en rueda de prensa y ha hablado sobre su amor hacia "Carla" (me llama la atención que se refiera a ella así, por su nombre de pila, nada de Mademoiselle Bruni). Sarko dice que cuando se casen la prensa se enterará a toro pasado y todo apunta a que la noticia no tardará mucho en producirse. Y otra de las perlas de ayer (entiéndanme, habló 3 horas y media de economía, política exterior, financiación de la tv pública, etc, pero eso no nos ocupa) que me encantó: Je me lève et je me couche, tous les jours, es decir, me levanto y me acuesto, todos los días o lo que viene a ser lo mismo: el pequeño presidente grita a todo el mundo que es un hombre normal y tiene derecho a perder la cabeza por una estupenda mujer como la Bruni y a dejarse fotografiar con los arrumacos propios de los primeros meses.

A lo que íbamos. Hoy hablaremos un poco de la que puede ser primera dama de la república gabacha y nos centraremos en la que, para mí, es su mejor canción. No es otra que la que titulaba su primer lp, Quelqu´un m´a dit. Nacida en Turín el 23 de diciembre de 1967, es hija de una familia muy adinerada y muy vinculada a la música (su padre era un poderoso empresario y compositor y su madre es actriz y pianista). Hay incluso quien habla de un lejano parentesco aristocrático, lo que cuadra con el palacete que su familia tiene en la Toscana, aparte probablemente de muchas otras propiedas. A los 5 años, ella y sus padres se trasladan a París y a los 19 su espléndido físico la lleva a probar suerte en el mundo de la moda, que la lanza a la fama y le permite iniciar una exitosa carrera como maniquí. También a esa edad inicia una colección de amantes con Mick Jagger, al que seguirían otros como Eric Clapton, Vicent Pérez o el mismísimo Donald Trump. Casi nada. Más estabilizada, la Bruni se une sentimentalmente al editor literario Jean Paul Enthoven, con cuyo hijo, Raphaël Enthoven y la mujer de éste, hija de Henry-Lévi, compartiría soirées y encuentros familiares de alto calado intelectual. Así, profunda y reflexiva como es ella, acabó rompiendo el matrimonio Enthoven/Henry-Lévi y casándose con el hijo de su novio, con quien a su vez tendría al pequeño Aurélien, famoso en el mundo entero por haber visto Egipto en los últimos días sobre los hombros de Nicholas Sarkozy. ¿No es digna esta historia de Las amistades peligrosas?

Acabado el bloque rosa, les diré que en 2001 la Bruni siente la llamada de Santa Françoise Hardy y se presenta como cantautora, con un disco repleto de canciones propias y 2 versiones: La noyée de Serge Gainsbourg y Le ciel dans une chambre, el clásico italiano Il cielo in una stanza de Gino Paoli. Digamos que en Francia hacer una versión de Gainsbourg está muy bien pero a la vez no es indicativo de nada, es como versionear a Serrat en nuestro país. Y digamos también que en Francia, presentar un disco como "homenaje a la chanson" no tiene ningún mérito, porque díganme ustedes qué otro ámbito de la música francesa es rescatable si no ése. Es como ser americano y rendir homenaje a los crooners amén de versionear a Sinatra (¿les suena Michael Bublé...?), muy bonito pero nada nuevo bajo el sol. Peeeeero, para ser justos hay que decir que el primer trabajo de Carla Bruni, si bien es irregular, es muy agradable, se deja oir y tiene varias joyitas, con lo cual supera con mucho el aprobado. Entre lo más destacable, el single que lo titula, las versiones mencionadas, la canción dedicada al pobre Raphaël, Le toi du moi o La dernière minute. Muy recomendable, para ser sinceros. De hecho, en todo el mundo se vendieron 2 millones de copias y en España hemos escuchado el single en un buen puñado de anuncios.

El pasado 2007, Carla Bruni publicaba su segundo lp, No promises, en el que la ex-top se esforzaba por recordarnos que también es una intelectual (esa portada enseñando cacha mientras lee un libro junto a su guitarra, con la discoteca de fondo, ejem) y en esta ocasión optaba por rendir homenaje a poetas como Yeats, Auden, Dorothy Parker o Emily Dickinson. El propio título del álbum proviene del poema Promises like pie-crust de Christina Rossetti aunque confieso que esto lo he robado de Wikipedia. Y es que, como no somos tan culturetas, su colección de versiones en inglés ha resultado ser un patinazo. Entre nosotros, se deja oir pero es bastante aburridita y la Bruni en inglés pierde toda su gracia. Lo que no sabemos es si este trabajo habrá sido el canto del cisne porque es bastante poco probable que si hay boda en el Elíseo volvamos a ver a la bella, guitarra en mano sobre un escenario. El futuro se presenta divertido.

Acerca de Quelqu´un m´a dit, diré que es un canto muy sencillo al amor, con alguna metáfora extraña (¿el tiempo es un cabrón que se hace abrigos con nuestras tristezas?) pero lleno de sensibilidad, lo que se refuerza con la vocecilla rota y algo temblorosa de Carla Bruni. En él habla de la posibilidad de ser amado, de cómo tan sólo esa incertidumbre puede hacernos felices, sin necesidad de que sea realmente cierto. Explicaba la autora que "alguien" (no recuerdo quién) le sugirió la posibilidad de que todo sea un sueño, es decir, que ni siquiera sea cierto que hay amor sino que lo hubiera soñado. Así se introdujo la que es mi parte favorita, esa voz onírica que dice il vous aime, c´est secret, ne dites pas que je vous l´ai dit. Disfrútenla. :)



CARLA BRUNI: QUELQU´UN M´A DIT
(Quelqu´un m´a dit, 2001)


On me dit que nos vies ne valent pas grand chose / Dicen que nuestras vidas no valen gran cosa
Elles passent en un instant comme fanent les roses. / Pasan en un instante, como marchitan las rosas
On me dit que le temps qui glisse est un salaud / Dicen que el tiempo que se desliza es un cabrón
Que de nos chagrins il s'en fait des manteaux / Que con nuestras penas se hace abrigos
Pourtant quelqu'un m'a dit... / Sin embargo, alguien me ha dicho...

{Refrain:}
Que tu m'aimais encore / Que todavía me quieres
C'est quelqu'un qui m'a dit que tu m'aimais encore. / Sí, alguien me ha dicho que todavía me quieres
Serait-ce possible alors? / ¿Sería posible entonces?

On me dit que l'destin se moque bien de nous / Dicen que el destino se burla de nosotros
Qu'il ne nous donne rien et qu'il nous promet tout / No nos da nada y nos promete todo
Paraît que le bonheur est à portée de main / Parece que la felicidad está al alcance de la mano
Alors on tend la main et on se retrouve fou / Pero tendemos la mano y nos volvemos locos
Pourtant quelqu'un m'a dit... / Sin embargo, alguien me ha dicho...

{au refrain}

Mais qui est-ce qui m'a dit que toujours tu m'aimais? / ¿Pero quién me ha dicho que me seguías queriendo?
Je ne me souviens plus c'était tard dans la nuit / Ya no me acuerdo, era tarde, de noche
J'entends encore la voix, mais je n'vois plus les traits / Todavía oigo la voz pero ya no veo los rasgos
"Il vous aime, c'est secret, lui dites pas que j'vous l'ai dit" / "Él la quiere, es un secreto, no le diga que se lo he dicho"
Tu vois quelqu'un m'a dit... / ¿Ves? Alguien me ha dicho...

Que tu m'aimais encore - me l'a-t-on vraiment dit ? / Que todavía me quieres, ¿me lo han dicho realmente?
Que tu m'aimais encore, serait-ce possible alors ? / Que todavía me quieres, ¿sería posible entonces?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El personaje de Carla Bruni me produce cada día más antipatía.

Toda ella, su trabajo y su vida, me parece un auténtico producto de márketing. Ofrece escasa credibilidad cuando sólo sabe promocionar discos con poca ropa, cuando sus directos dan pena o cuando se significa públicamente criticando el programa electoral del que luego será su pareja (ahí está la hemeroteca para verlo).

Que digan que es arquitecta cuando no pasó de primero me indigna, y ya a título personal, enrollarte con el hijo de tu pareja me parece lamentable.

Su "carrera" musical es un capricho más, ya verás como se le pasa.

Margaret Dumont dijo...

Bueno, cada uno tiene lo que se merece. Los franceses a la Bruni y nosotros a la Rosenvinge. Y si a éstas les sumas a Leonor Watling ya tienes el trío más pedante, insufrible y atractivo de la historia musical del género femenino.
Eso sí, muy monas y muy cultas, oiga usted.