martes, 22 de enero de 2008

Río de la luna

AUDREY HEPBURN: MOON RIVER
(Henry Mancini, BSO Desayuno con diamantes)


El pasado domingo, 20 de enero, se cumplió el 15 aniversario de la muerte de Audrey Hepburn y creo que es de justicia hacerle un pequeño homenaje. Una mujer de la que conocemos tanto su físico como poco su interior, aunque ya en los últimos años se han editado biografías y semblanzas de ella. De Audrey Hepburn hemos oído la historia de que pasaba información a los aliados, que su delgadez viene del hambre que pasó en la Segunda Guerra Mundial o que tenía orígenes aristocráticos. Pero pocos saben que Audrey acusó toda su vida la falta de la figura paterna, que su único objetivo fue tener hijos y arrastró durante toda su existencia la frustración de haber sufrido varios abortos, que era sexualmente activa, hogareña, tacaña y un poco introvertida. Decidió vivir en Suiza y acudir a USA sólo para rodar, ya que su familia era su prioridad absoluta, lo que la sumiría en una tristeza profunda al afrontar dos fracasos matrimoniales y la mencionada falta de hijos (tuvo sólo 2). Audrey quería ver a decenas de niños correteando por su casa de campo y por eso al dejar el cine tomó la decisión de ser embajadora de UNICEF.

Blake Edwards adoraba a Audrey Hepburn. Era preciosa, amable y muy profesional, además de buena actriz. Solía referirse a "mis dos Audreys", ya que su mujer se llamaba así también. Cuando se planteó el rodaje de Desayuno con diamantes, se habló de Marylin Monroe para el papel de Holly, la prostituta sofisticada. Finalmente la protagonista fue Audrey y como no tenía aspecto de puta, se quedó en "chica alegre" muy, muy, sofisticada. Por eso Truman Capote renegaría siempre de la adaptación de su cuento pero la película quedaría como una encantadora comedia totalmente "blake-edwardiana" con su puntito de caos, de elegancia y, cómo no, una fiesta multitudinaria en la línea de El Guateque.

Si pensamos en el guión sin haber visto la película, puede parecer extraño insertar una canción, cantada además por la propia Hepburn, que no tenía una gran voz (fue doblada en My Fair Lady aunque dio la talla en Una cara con ángel). Edwards no lo tenía claro y cuando visionaron el primer montaje del filme, habló de quitar esa escena a lo cual su actriz se mostró enérgica diciendo "¡por encima de mi cadáver!". Y ahí se quedó.

Pero si pensamos que la banda sonora de la película era del enorme Henry Mancini y que esta canción es una de sus obras maestras, entendemos la reacción de la Hepburn. Quizás sea ñoña y quizás sea forzada la escena, pero Moon river es conmovedora, maravillosa, y nunca nadie olvidará la imagen de la chica frágil con el turbante y la guitarra, cantando en la ventana que da a la escalera de incendios, sin saber que el guapo George Peppard la observa.

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