lunes, 22 de junio de 2009

Sin razón

BOB GELDOF: I DON'T LIKE MONDAYS
What reason do you need?


Seguro que saben ustedes quién es Garfield, el gato regordete, vago, cínico y tragón que odia los lunes. Bueno, salvando las distancias, yo me siento un poco Garfield al iniciar una semana y enfurruñada desde que me despierto pienso "odio los lunes" y muchas veces, como hoy, tarareo este estribillo. Hoy me han prestado una preciosa versión del clásico de Bob Geldof (el de los conciertos multitudinarios contra el Sida) y he decidido indagar sobre este tema, intuyendo algo en su letra... Se me ha helado la poca sonrisa que tenía y me he despertado de golpe.

El 29 de enero de 1979 una adolescente californiana con nombre de teleserie, Brenda Ann Spencer, decidió probar el regalo de cumpleaños que su padre le había hecho por Navidad: un rifle semiautomático calibre 22. La jovencita de 16 años había pedido una radio pero papá debió de pensar que ya era mayor para saber defenderse y sorprendió a todos con tan siniestro presente. Por otra parte, la nena ya sabía manejar armas. De modo que un lunes cualquiera, Brenda Ann cogió su juguetito y quiso divertirse sin salir de casa. Desde su ventana apuntó al colegio que tenía enfrente y descargó el rifle contra los niños que entraban al inicio de la jornada. Mató al director y al conserje, además de herir a casi una decena más de personas. Cuando la policía detuvo a Brenda Ann ella, lacónicamente, contestó: "Lo he hecho porque no me gustan los lunes. Era una manera de animar el día".

En aquel tiempo, Geldof tocaba con su banda, los Boomtown Rats, y el día de la matanza se encontraba en una emisora de radio en Atlanta, donde mientras le entrevistaban leyó el teletipo del suceso, recién llegado a la redacción. Geldof quedó tan impactado por la noticia que no dejó de darle vueltas y a su regreso, en el taxi, garabateó en un papel la frase que iniciaría la canción: Silicone chip inside her head had switched to overload. A continuación visualizó a la macabra adolescente justificando su crimen mientras los periodistas le preguntaban aquello de Tell me why?. Lo que en un principio estaba destinado a ser una cara B tuvo tanto éxito en directo que Geldof lo publicaría como single y fue número uno en el Reino Unido durante cuatro semanas, en el verano de 1979.

Brenda Ann fue condenada a 30 años de prisión que nunca fueron rebajados ya que jamás mostró arrepentimiento ninguno. Tras sucesivas comparecencias ante la junta de la libertad condicional, se ha pospuesto la siguiente vista al próximo 13 de agosto, cuando se decidirá si, a pesar de su evidente desarreglo mental, la que hoy en día es una adulta de 46 años sale a la calle y se reinserta en la sociedad.

Geldof se inspiró en la respuesta de la adolescente, en cómo el mal existe y no tiene explicación ninguna. Y podríamos hablar largo y tendido sobre las matanzas que periódicamente salpican los Estados Unidos y en ocasiones Europa o en las razones que llevan a regalar un arma de fuego a una cría. El caso es que el I don't like Mondays se ha convertido ya en un clásico con decenas de versiones, coreado como un himno en conciertos. No está mal de vez en cuando tener presente que la maldad está ahí fuera, aunque sea consecuencia de un problema mental. Ahora me recorre un escalofrío cada vez que escucho el estribillo de este tema y casi casi me emociona hasta la lágrima.

Feliz lunes, o no.



jueves, 18 de junio de 2009

Con la cara despejada

BOB SEGER: AGAINST THE WIND
I'm older now but still running against the wind


Hoy tengo un poquito síndrome de hilo musical y tarareo una coplilla "clásico de ayer, de hoy y de siempre" que me encanta, que lleva en mi cabeza hace ya muchos años, cuando la descubrí en la banda sonora de aquella patochada llamada Forrest Gump. Firmada en el 80 por el cantautor folk americano Bob Seger, ésta es una canción melancólica, de recuerdos de adolescencia, de amores perdidos y de viajes iniciáticos que se acometen desafiando al viento.

Ya saben, uno de repente se para a pensar y se da cuenta de que lleva años corriendo, pero no como Forrest Gump, sin sentido, sino corriendo para escapar de la propia vida, para alcanzar a la escurridiza felicidad, corriendo para llegar a tiempo, corriendo para coger el tren. Y siempre corriendo con el viento de cara, algo que te dificulta más la maniobra pero te despeja la vista por completo. Cuando te detienes, descubres que estás agotado pero asoma en tus labios algo que se parece a una pequeña sonrisa de satisfacción...

Feliz jueves.




miércoles, 10 de junio de 2009

Aniversario en negro

RAY CHARLES: HIT THE ROAD JACK


Hoy hace 5 años que murió Ray "Don't call me Sugar" Charles y me parece que es obligado su recuerdo. Y como no quiero pensar mucho, ni en esto ni en nada, voy directamente con mi canción favorita, huyendo de la empalagosa Georgia on my mind, que nos recuerda que éste era uno de los nombres fundamentales del rock y sólo con oirle uno sabe lo que es tener swing y por qué cierto tipo de música se llama "alma".

Poco después de morir Ray Charles, en un polvoriento Mimed, Josele Santiago, gran amante y conocedor de los clásicos, le dedicó una de sus canciones y en un momento de la misma, alzó las manos al cielo guiñando con un gesto de complicidad. Y el amigo que yo tenía a mi lado me dijo "¿Qué hace?" y yo simplemente contesté, "Está saludando a Ray".

Por él y por todos nosotros, un temazo que por cierto era sintonía de una serie cuyo nombre he olvidado, aquella en la que un marido cínico hablaba con un perro de peluche en su sótano, contándole sus males conyugales.

Feliz miércoles.

miércoles, 3 de junio de 2009

Re-ciclando

MANOLO TARANCÓN: VENDAVAL
Aprendí, aunque vengan vientos de Levante no hay que correr

Hoy va de reciclaje la cosa y me van a permitir que emule a Cela y utilice mis propios escritos pero es que ésta es la historia de una crónica que nunca llegó a publicarse, por "problemas técnicos" y oigan, no me la voy a guardar para siempre. Y además, es una excusa perfecta para compartir Vendaval, mi canción favorita de Manolo Tarancón, del que hablaré otro día. Y también, por qué no, aprovechamos y escuchamos algo más del Manifiesto desastre de Nachete.

Hrrmmm, carraspeo y me pongo seria, que yo cuando trabajo no bromeo. :)


Manolo Tarancón y Nacho Vegas.
Sala Mirror, 4 de abril de 2009.

Cosas que se pueden hacer un sábado por la noche con 17 euros: cenar más o menos decentemente; tomarse dos cubatas; ir al cine acompañado; comprar un libro y leértelo… o ir a un concierto de alguien que te la sopla y hablar a voz en grito con tus amigos molestando al personal. O peor, ir a un concierto de alguien cuyas canciones te sabes (así que presuponemos que te gusta) y hablar a voz en grito con tus amigos molestando al personal, en lugar de quedarte en tu casa con esos mismos amigos y ponerte el disco de fondo… El ser humano es imprevisible y el público valenciano, más aún.

Proferido el inevitable gruñido, porque la mala educación de muchos no tiene nombre, empezaré por el final, diciendo que probablemente Nacho Vegas ofreciera el sábado 4 de abril una de sus mejores actuaciones hasta la fecha, al menos en Valencia. El gijonés está de gira sin Las Esferas Invisibles pero su nueva banda suena afinada y engrasada como si le hubieran acompañado siempre. Abrió el concierto La plaza de la Soledá, dando paso a un repertorio en el que todos sus discos estuvieron presentes en mayor o menor medida, excepto el Verano fatal. Y todo sonaba a nuevo, lo que hace pensar en una labor de reinterpretación buscando la belleza de las canciones, quizás más que la promoción de El manifiesto desastre, que no es ni mucho menos el mejor trabajo de Vegas. Impertérrito y menos locuaz de lo habitual, oculto tras una maraña de pelo, Nacho cedió el protagonismo en ciertos momentos a sus músicos y, cuando por fin se callaba el gallinero, se vivieron destellos de magia como los de Ocho y medio. El asturiano mostró una voz potente que se elevaba sobre guitarrazos y distorsiones, como en El tercer día, Dry Martini o Perdimos el control, y se tornó seductora y vibrante para acompañar el country amable de Crujidos, Que te vaya bien Miss Carrusel o Detener el tiempo. Impecables sonaron Días extraños, Secretos y mentiras y Un desastre manifiesto y, como viene siendo habitual, el público bailó y coreó, manos en alto, El hombre que casi conoció a Michi Panero, en la que Vegas estuvo acompañado de un inaudible Manolo Tarancón (por cierto, ¿dónde estaba Nacho cuando Tarancón cantó Super Ocho, el dúo de ambos incluido en el disco de éste último?).

Al valenciano le tocó la desagradecida labor de telonero y ofreció al público su principal aval, la sinceridad o lo que es lo mismo, la ausencia de poses. Sin hacer grandes canciones y siempre con el inevitable tufillo a Quique González, Tarancón cuenta con un repertorio más que decente e incluso tiene canciones preciosas como Vendaval. El público, aunque charlatán, le respetó y aplaudió algunos de sus temas lo que, en los tiempos que corren, es casi un triunfo. Y si no, que se lo digan a Nacho Vegas, que llenó la sala pero, vuelvo al principio, no pudo evitar que ciertas conversaciones se oyeran a veces por encima de sus versos. Por cierto, que con una sala abarrotada y un elevado porcentaje de féminas espectaculares coreando estribillos y ejecutando bailes sensuales buscando la mirada del asturiano, sorprende que alguien todavía se atreva a llamarle “maldito”.


Fin de la crónica que nunca vio la luz. Si alguien la quiere reproducir tiene mi permiso, citando su autoría, of course. Y si alguien tiene ofertas de trabajo, diríjanse a margadelmonte@yahoo.es jejeje... :)


Manolo Tarancón: Vendaval (Más allá de uno mismo, 2008)




Nacho Vegas: Un desastre manifiesto (El Manifiesto Desastre, 2008)

lunes, 1 de junio de 2009

Pronto ha de llegar el calor

GERMÁN COPPINI: MUJER

Dice Jesús Ordovás que Alone again or es una de las mejores canciones de la historia y el disco de Love en el que se incluye, el mítico Forever changes, grabado en 1967, uno de los 10 mejores también de la historia. Dejando al margen los gustos de cada cual y la utilidad de estas listas que no se basan en nada, Alone again or es una canción increíble, maravillosa, que crece cada vez que alguien la canta.

Alone again or sonó allá por el 89 o 90 en una campaña de El Corte Inglés y quedé tan fascinada por ella que pedí a mi padre que la buscara, entre sus alumnos (era una práctica habitual entre nosotros, otro día les contaré la de cositas grabadas en cassette que me llegaron por esta vía, ¿imagino que a cambio de algún puntito en el examen...?). Y un día vino con una cinta grabada, viejísima, con la canción en cuestión cantada por The Damned y me hizo muy feliz porque yo no sabía que Love existía y de hecho, hoy en día no sabría decir si era esta versión o la original la que ambientaba el anuncio de ECI.

Por la misma época Germán Coppini, ex Golpes Bajos, publicaba su disco en solitario Flechas negras y, oh sorpresa, el primer single era otra versión de Alone again or, en español y titulada simplemente Mujer. Probablemente ésta no sea la mejor recreación de la canción pero a mí me emocionó en su momento y sigue haciéndolo, supongo que por el placer de cantar en español una letra que, por otra parte, tampoco es muy complicada en inglés. Y por las referencias al futuro, al verano, vaya usted a saber, desde el primer momento me enganché a esta canción.

Y como por aquel entonces, además de pedir discos a los alumnos de mi padre, yo grababa esas maravillosas cintas de la radio que todos los nacidos antes del 90 hemos atesorado, decidí hacerme con el tema. Entonces Diario Pop se emitía los fines de semana por la tarde, creo que de 17 a 19, y el bueno de Ordovás tenía un contestador en el que pedías canciones y te las ponían, si había suerte. Bueno, por qué no probar, pensé yo pero como en la adolescencia todo te da vergüenza, por qué no pedir a papá que llame por ti... Dicho y hecho. Y tuvimos suerte y Jesús emitió la grabación y la canción. Y yo estaba allí para apretar el botón de "record" en el momento exacto.

Para finalizar esta estampa de juventud, les diré que yo, Capricornio con cierta tendencia a la tacañería para los gastos inútiles, tenía la manía de aprovechar las cintas hasta el último minuto (manía posteriormente trasladada al cd, pero ya no era lo mismo). Así que cuando los chicazos de mi colegio me dejaron mi primer disco de los Enemigos y vi que me sobraban 10 mns en la cara A de una cinta de 90, junto a otra petición contestada (le cogimos afición y pedimos el Si tú, si yo de Kiko Veneno) allí ubiqué Mujer, de Germán Coppini, presentada por la voz de mi padre. Con un fuerte acento que delataba los orígenes geográficos de los Dumont.

Y hoy en día, Internet ha sustituido a los alumnos y suelo buscarme la vida por la red en cuanto a discos o rarezas. Así que cuando descubrí un blog entero de grupos españoles mayoritariamente de los 80, no sé por qué busqué a Germán Coppini, que por cierto no ha vuelto a engancharme con ninguna canción, y me hice con el Flechas negras. Pero sólo por tener esta versión de Love.

De todas maneras, sigo prefiriendo mi cara A de cassette con la voz de mi padre, ligeramente metalizada por el contestador automático.

Feliz lunes.

Germán Coppini: Mujer (Flechas negras, 1989)



The Damned: Alone again or (1987)