jueves, 29 de noviembre de 2007

Algo que nunca existió

MAMÁ: CHICAS DE COLEGIO

Es curioso, esto de las canciones, la música y la fibra sensible en general. ¿Qué hace que te estremezcas al oír algo que alguien canta a millones de años luz de ti? ¿Qué nos hace asociar recuerdos que nunca existieron a canciones que nunca sonaron cuando estábamos ahí? Es extraño, muy extraño y a la vez, fascinante.

Yo no conocí a Mamá cuando eran famosetes. Calculo que cuando ellos grabaron su hit Chicas de colegio, allá por el 81, yo estaba aprendiendo a leer, con lo cual no era una de esas adolescentes con carpeta llena de fotos a las que cantaban. Sí es cierto que cuando los descubrí, la primera vez que la movida se re-descubrió, yo era una chica de colegio pero ya hacía tiempo que los Hombres G no pegaban y eran más bien años de camisas de cuadros, de pelis de River Phoenix y de Brandon y Brenda. Vamos, que para entonces José María Granados y los suyos empezaban a ser viejas glorias, aunque creo que todavía grabaron un lp en los 90.

El caso es que cuando escucho la voz de Granados algo me pellizca un poco por dentro y me sorprende mucho ver que es una mezcla de nostalgia y tristeza, de una época que no viví y un ambiente que nunca conocí. Porque para mí Mamá, al igual que Nacha Pop, es Madrid, son calles grises de risas despreocupadas, de "minis" en Bilbao o Moncloa y demás historias que sólo la juventud capitalina conoce. Nosotros en esos tiempos manejábamos otros términos: Xúquer, Descaro, playa, cubalitro, pelarse las clases, etc. Y tampoco sonaba Mamá, como ya he dicho.

Entonces, ¿por qué diablos Granados me resulta tan dolorosamente cercano? Supongo que me recuerda precisamente a esa ciudad a la que nunca pertenecí, sólo de refilón y por vínculos familiares. ¿Han sentido algunas veces dolor al caminar por una calle, sin saber por qué? A mí me sucede cuando voy a Madrid y eso me crea una especie de amor/odio hacia la capital. Porque viví allí un tiempo pero no pudo ser para siempre; porque allí guardo muchos recuerdos y sin embargo, no me siento arraigada; porque allí tengo, en fin, familia a la que nunca veo pero mi infancia está inevitablemente unida a ellos. Sobre todo, porque sé que dentro de unos años, no quedará nada que me una a esta ciudad.


Y Mamá entra en todo esto, como la banda sonora de lo que nunca existió. O quizás, quién sabe, sea sólo nostalgia por la adolescencia, que cada vez me queda tan lejos.

Estos días me he vuelto a encontrar con José María Granados y me ha sucedido de nuevo, otra vez a estremecerme. Esta vez ha sido como ver a un viejo amigo y tener esa sensación de que no ha pasado el tiempo, sabiendo a la vez que todo es diferente. Lleva ya unos 4 trabajos en solitario y sigue conservando, además de su encantadora voz nasal, la misma filosofía sencilla para hacer canciones agradables. Sentimental y muy próximo, no tiene ningún complejo para hacer prácticamente lo que hacía hace 25 años y sin embargo ahora suena muy adulto, como muestran las dos canciones que se pueden bajar en el link que pego a continuación: Ladrona y Guárdame un sitio.

http://www.rockindiana.biz/jmgranados/index.html

Cuando digo adulto me refiero a ver las cosas con otro punto de vista y destilando ese toquecito de tristeza, al ver los años que han pasado. He rescatado un video de cuando Mamá estaban en plena efervescencia, cuando formaban parte del club de los "babosos" junto a los Secretos y Hombres G. Hay quien dice que llegaron o muy pronto o muy tarde, lo cierto es que fueron la Cenicienta del baile y su chispa se apagó enseguida, pero cuando veo esta actuación, me doy cuenta de que ellos eran los que me gustaban cuando yo era chica de colegio. Los chicos sanos, pelín raritos pero buenas personas, no demasiado pijos, con un punto de locura. Me encanta ese cantante superenergético y vitaminado, esas pintas extrañas y esos chicos en cuyas miradas se veía todo el futuro por delante.

No hay comentarios: