Me volveré de hierro para endurecer la piel
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Bien, sonaba este fantástico estribillo y yo cantaba a grito pelado mientras me dedicaba a algún quehacer doméstico y ¡no pude seguir! Porque me ahogaba y notaba ya el agua salada mojando mi cara, qué cosas. No lo digo con orgullo sino con preocupación aunque probablemente se deba a demasiadas horas encerrada entre cuatro paredes viendo cosas no demasiado agradables. ¿O son años?
O quizás, ésta sea la mejor canción para momentos duros porque es terapéutico eso de cantar soy como el junco que se dobla pero siempre sigue en pie. Y las estrofas son magníficas y sube y sube el tono en el estribillo y nos encontramos con una canción que nunca decae. Y quién se resiste a la tentación de tararear hasta la instrumentación, como hace Antonio Banderas... ¿Ven? Ya me ha vuelto a pasar, como a Victoria Abril en la película, esa lagrimilla traicionera. :)
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