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Una de las noticias intrascendentes que he leído es que uno de mis ídolos personales cumple hoy años y no podía dejar de hacerle un homenaje de andar por casa... Cuando yo empecé a escuchar a Raphael, todavía no se había producido la resurrección que, gracias a Alaska o Bunbury, ha convertido en mega-moderno al que un día fuera ruiseñor del Generalísimo... En fin, cosas de las modas y lo kitsch y esas tonterías. Tampoco es cuestión de colgarse medallas, es sólo que nunca pude imaginar que este señor tenía una colección de canciones yeyé tan increíbles y divertidas. Hace unos 9 años compré un single suyo por 100 pesetas (!) y ahí empezó todo.
No busquen explicaciones sesudas ni lean entre líneas. Raphael es divertido, muchísimo, y es una de esas figuras que, como se suele decir, llena un escenario con su personalidad arrolladora. Eso es todo. Y en el día en que Rafael Martos cumple 63 años, quiero recordar una de sus mejores canciones, La canción del trabajo; un hit imprescindible en fiestas mods y soul y un trallazo de esos que te arrastran a la pista aunque estés agotado después de toda una noche. Y todo esto me trae muchos recuerdos de risas, como la vez en que escuchaba a Raphael en mi coche y un gorrilla me contó que era del pueblo de su padre, "y al padre lo fiaban en el bar porque estaba allí metido siempre, ¿sabe usted?"... o cuando fuimos a verle no hace mucho y alucinamos con su directo y le pusimos esta canción a una amiga al teléfono... o cuando vi aquel engendro que era Doctor Jeckyll y Mister Hyde... o cuando me regalaron un disco dedicado y personalizado por él...
En resumen, por todo esto y porque el trabajo nace con la persona, va grabado sobre su piel..., disfruten del enorme Raphael y que nos acompañe muchos años más.
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