viernes, 7 de septiembre de 2007

Nada es como esperaba

LOS PLANETAS - LA PLAYA

De entrada, lo reconozco, todas las canciones que hablan de la playa me inspiran ternura. Será por haberlo mamado desde los 6 meses, no lo sé, pero para mí un verano sin playa no tiene sentido y una vida sin mar no es vida. Es curioso, ayer reflexionaba yo sobre las distintas percepciones que uno tiene del mar, según donde haya nacido. Leía algo que otra persona había escrito, sobre el significado de algunas frases de Duncan Dhu para alguien nacido en el Norte, más concretamente en San Sebastián, y tenía toda la razón. Para mí, decir playa es decir Mediterráneo, Serrat, aventurillas de verano, felicidad de adolescente, cervezas, risas… en fin, un compendio de cosas bastante erótico-festivas. Sin embargo, decir Cantábrico (porque tengo la suerte de llevarlo también en la sangre) evoca sensaciones totalmente alejadas del veranito dominguero. Lo dejaremos para otro momento.

Volviendo al principio, ayer me atacó a traición una de mis canciones favoritas. Iba yo en mi coche en plan DJ casera, con un reproductor de mp3 que se ha convertido en mi mejor amigo, y dejé el piloto automático, esto es, la reproducción aleatoria. Había olvidado que tenía esa canción y de repente suenan los primeros acordes: La playa, de Los Planetas. Y ya no veía la calle ni los semáforos, sólo podía ver el verano del 98 y la sonrisa de despreocupación que lucíamos todos a todas horas por aquel entonces.

Hay quien dice que esta canción es de las peores de Los Planetas. Yo no lo creo y de hecho Una semana en el motor de un autobús es de lo mejorcito que han hecho hasta la fecha los granaínos. La apertura es espectacular: Segundo premio y La playa, que en mi memoria están soldadas a fuego.

Durante aquel verano él ponía siempre La playa. Nos gustábamos, nos besábamos mucho, nos queríamos, o eso nos parecía, aunque ambos sabíamos que duraríamos lo que durara el calor. Y así fue, él huyó y la canción empezó a tener significado para mí cuando la escuché sola, sola en todos los sentidos. No tardé en reirme de todo aquello y en especial de él, pero nunca he podido escuchar La playa sin sentir un pellizquito en el estómago, exactamente lo que me ocurrió ayer mientras iba conduciendo. Porque yo también me moría de celos cuando “alguno de estos” me hablaba de él, que no me llamó ni una sola vez y al que pensé destrozar varias veces, aunque le perseguí y conseguí que confesara que me echaba de menos. Finalmente, comprobé que era cierto lo que me decían sobre él: no merecía la pena. Pero durante tiempo después, cada vez que daba un paso él aparecía justo en medio y saltaba por los aires cuanto yo planeaba. Cosas de la juventud…

Para mí La playa es algo más que una historieta de amoríos juveniles. Es la melodía de los buenos tiempos y de la diversión, antes de que aparecieran en nuestras vidas palabras como nómina, muerte, boda o piso en venta. Y por eso me da igual si Jota la canta con desgana en los conciertos con los brazos cruzados, o si proyectan videos de gente follando mientras la tocan. El significado de La playa me pertenece a mí, sólo a mí. Y sí, si me acuerdo, me duele todavía.



PD: las fotos pueden parecer aleatorias (como la sesión del mp3) pero son exactamente de la playa en la que pasé mis mejores veranos, los de mi infancia y mi adolescencia. Intentando olvidarme cada día y acordándome el resto de mi vida

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