BETTY TROUPE: EL VINILO
O de cómo los caminos de la música y la vida se entrelazan con una precisión que llega a asustar...
Tostonazo personal, 1ª parte.
Prólogo.
Hace muchos, muuuuuchos años, cuando la joven Dumont iba a un colegio bilingüe, mixto y presuntamente progresista, alguien decidió crear un periódico hecho por y para los alumnos del curso. Si el colegio hubiera sido progresista, sin el "presuntamente", la iniciativa no sería algo sin precedentes y los artículos allí escritos no hubieran sido mirados con lupa por personajillos "presuntamente" escolarizados que a duras penas proferían sonidos para que no se les enviara a centros de educación especial.
Sea como fuere, el periódico era una decena de hojas grapadas, con aspecto de fanzine y en el que la gente incluyó textos de opinión sobre todos los temas imaginables. Dumont decidió opinar sobre música y, sometida a la tiranía de los que se burlan de las chicas responsables, decidió opinar bajo pseudónimo, provocando comentarios entre los mismos idiotas que jamás sospecharon que ella era la que hablaba de esos discos que ellos escuchaban y de los que creían tener la exclusiva.
Elegir el pseudónimo no fue difícil. Buscó un nombre que rindiera homenaje a la música de los 80, que por aquel entonces la joven Dumont descubría con placer infinito, y que además sonara a chica. ¿Sildavia? Hmmmmm... ¿Betty Troupe? ¡Bingo! Nombre de grupo ochentero, valenciano para reivindicar la tierra y perfecto para una pluma femenina.
El periódico se publicó y días después una profesora (con la que por cierto más de una década más tarde Dumont, ya profesional del tema, mantendría una agria discusión sobre libertad de expresión y prensa escrita) se acercó a ella para decirle: ¿tú sabías que las chicas de Betty Troupe estudiaron aquí? De modo que Dumont sonrió complacida, sintiendo que el azar estaba de su parte y sabiendo que siempre recordaría aquel nombre-talismán.
Tostonazo personal, 2ª parte.
Flashback.
Corrían los primeros 80 cuando la música electrónica reinaba con fuerza en todo el mundo y España acogió la moda con los brazos abiertos. Al calor de bandas como Glamour o Vídeo surge en Valencia Betty Troupe, grupo liderado por Flora, al que luego se sumarían dos mujeres más, Fabienne y Marina. Su estética poseía un indiscutible magnetismo, al que contribuía que las "miembras" del grupo fueran tremendamente atractivas, por lo que en el 83 fichan por una multinacional y surge un maxi single con su canción emblema: El vinilo. El tema tuvo mucha repercusión y poco después se publicaría en un lp completo, Nuevos héroes, que sin embargo no llegó a cuajar y estos mermados resultados, junto con ciertas crisis internas entre los componentes del grupo, hicieron de Betty Troupe una one hit band de la que poco más se supo.
(Más información: http://www.popes80.com/grupos/betty.htm)
Tostonazo personal, 3ª parte.
El desenlace.
Dumont tenía anotada la fecha en la agenda, aunque sin mucho entusiasmo: fiesta de antiguos alumnos. Un encuentro dirigido a las promociones anteriores a la suya pero al que iría a prestar apoyo logístico, por una mezcla de nostalgia y adhesión a una causa que de alguna manera la mantenía vinculada al recuerdo de tiempos felices. Después de pasar varias horas tras una barra sirviendo (y tomando) cervezas, la ya no tan joven Dumont se dirigió junto al grupo a un local en el que bailar y charlar hasta altas horas de la madrugada. Margaret conversaba, gintonic en mano, con varios amigos y se encaminó al baño, donde, no se sabe cómo, se produjo el milagro. Secundada por una morena altísima y una rubia no menos atractiva, Dumont escuchó las palabras mágicas, Betty Troupe, y se dio cuenta de que estaba entre ellas. Y se lo dijo. Y ellas se deshicieron en sonrisas y algo más: "Flora, ven aquí que nos hacemos una foto..." Y las tres posaron. Y Dumont contó la historia del pseudónimo y ellas se la contaron a cuanta mujer entraba en el baño. Y minutos después la morena recorrió la pista para pasarle a Dumont por bluetooth aquellas imágenes, "yo ya estoy mayor, coge tú mi móvil que te aclararás mejor". Y ella se las envió y entraron en el teléfono remitidas por "Fabienne" y sonrió al comprobar que no necesitaba pellizcarse porque era cierto. Y Fabienne le contó a Dumont secretos sobre desavenencias personales y el por qué de su reunión frustrada, que ella guardó off the record en su cabeza.
El testimonio está aquí y más abajo está la canción. Nunca subestimen las posibilidades de una reunión de antiguos alumnos. Feliz lunes. :)
Actuación del 83 en el mítico Tocata, con "sonido pregrabado". Flora canta y Fabienne toca los teclados. Aunque El vinilo fuera su gran éxito, confieso que me gusta más MS 20, la canción que abre.
lunes, 30 de marzo de 2009
jueves, 26 de marzo de 2009
Alarma: llega el R'N'R
ALARMA!!!: PREPARADO PARA EL ROCK'N'ROLL
Siempre está nublado y tienes fe en el sol
Un día, hace ya unos cuantos años, ganduleaba yo por mi casa y puse un cd para pasar el rato, disponiéndome a hacer una de tantas aburridas actividades domésticas como ordenar libros, archivar papeles o limpiar pelusas gigantes de polvo. Y sonó de repente este tema, qué tontería, me pilló desprevenida y me enganchó. No se confundan, el cd es mío y lo había escuchado a conciencia muchísimas veces pero hacía tiempo que no lo abría.
Me trasladé a mucho tiempo atrás (una Navidad del 92) y me vi caminando con mi padre por un Madrid frío y anochecido, en una tarde de sábado, hacia la sala Galileo a investigar un mercadillo de cassettes que se había anunciado en algún sitio. Imaginen, las copias en cd eran una quimera y alguien había montado un negocio de cintas en las que grababan discos por entonces descatalogados, principalmente españoles, así como conciertos y rarezas. "El legado íntimo" se llamaba aquello y yo ya había comprado por correo algo de Nacha Pop y El Último de la Fila.
Manolo Tena había sacado su segundo disco en solitario (Sangre española) y era superventas. Mi padre y yo fuimos a verle en directo y tuvimos que esperar 2 horas hasta que la sala se llenó con... ¿10 personas? (eso era recién publicado el disco, sólo lo pinchaban en Radio 3 y enseguida los 40 Principales cogerían el relevo y lo convertirían en número 1). Nos gustaba la voz ronca de aquel tipo que salió borracho como una cuba al escenario y acostumbra a cantar con cara de asco. Por su parte Los Secretos habían hecho su versión de la maravillosa Frío y a mí me picaba la curiosidad por conocer a aquel grupo liderado antes por Tena, Alarma!!!, que se escribía así, con sus tres exclamaciones. Así que compré los dos lps de la banda, grabados en cassetes con portadas fotocopiadas y los escuché con devoción, encontrándome con un puñado de canciones digamos irregulares, del cual se podría sacar un grandes éxitos sencillo (como de hecho creo que se publicó hace unos años). También me hice con el primer disco de Tena en solitario, Tan raro, más de lo mismo.
Poco después vendría el renacimiento de la movida y las reediciones de cientos de referencias que habían permanecido descatalogadas durante más de una década. Imaginen, yo me gasté 5.000 pesetas de los 90 en comprar un vinilo viejísimo de Cucharada, el primer grupo de Tena, para que poco después hasta aquel experimento extraño se reeditara. Vendrían también las copias en cd, el pirateo y, más recientemente, las descargas de internet, que pusieron fin a mi afán por coleccionar rarezas. Ya saben, lo que tienes al alcance de un clic pierde el romanticismo y hasta la gracia.
La cuestión es que hace poco he recuperado de nuevo los discos de Alarma!!! en mp3 (times are changin') y me han despertado la misma nostalgia. Como decía, unas canciones posiblemente mediocres, pero con cierta energía y ganas de divertir al personal con letras y melodías correctas. Por cierto, que rastreando los versos de las canciones que firma Tena, uno se encuentra con curiosidades, como la frase que le robó Sabina para Mónica: tu amor calienta pero no quema. Menos mal que el de Úbeda reconocía el plagio en los créditos del lp, convirtiéndolo en un "guiño".
Otro día recuperaré Frío pero hoy me quedo con este Preparado para el rock'n'roll del año 83, porque sólo el estribillo ya contiene algo de ternura por un estilo de vida que probablemente nunca existió pero aquí se plantea como toda una filosofía existencial para alguien que tiene poco que ganar, mucho que perder.
Siempre está nublado y tienes fe en el sol
Un día, hace ya unos cuantos años, ganduleaba yo por mi casa y puse un cd para pasar el rato, disponiéndome a hacer una de tantas aburridas actividades domésticas como ordenar libros, archivar papeles o limpiar pelusas gigantes de polvo. Y sonó de repente este tema, qué tontería, me pilló desprevenida y me enganchó. No se confundan, el cd es mío y lo había escuchado a conciencia muchísimas veces pero hacía tiempo que no lo abría.
Me trasladé a mucho tiempo atrás (una Navidad del 92) y me vi caminando con mi padre por un Madrid frío y anochecido, en una tarde de sábado, hacia la sala Galileo a investigar un mercadillo de cassettes que se había anunciado en algún sitio. Imaginen, las copias en cd eran una quimera y alguien había montado un negocio de cintas en las que grababan discos por entonces descatalogados, principalmente españoles, así como conciertos y rarezas. "El legado íntimo" se llamaba aquello y yo ya había comprado por correo algo de Nacha Pop y El Último de la Fila.
Manolo Tena había sacado su segundo disco en solitario (Sangre española) y era superventas. Mi padre y yo fuimos a verle en directo y tuvimos que esperar 2 horas hasta que la sala se llenó con... ¿10 personas? (eso era recién publicado el disco, sólo lo pinchaban en Radio 3 y enseguida los 40 Principales cogerían el relevo y lo convertirían en número 1). Nos gustaba la voz ronca de aquel tipo que salió borracho como una cuba al escenario y acostumbra a cantar con cara de asco. Por su parte Los Secretos habían hecho su versión de la maravillosa Frío y a mí me picaba la curiosidad por conocer a aquel grupo liderado antes por Tena, Alarma!!!, que se escribía así, con sus tres exclamaciones. Así que compré los dos lps de la banda, grabados en cassetes con portadas fotocopiadas y los escuché con devoción, encontrándome con un puñado de canciones digamos irregulares, del cual se podría sacar un grandes éxitos sencillo (como de hecho creo que se publicó hace unos años). También me hice con el primer disco de Tena en solitario, Tan raro, más de lo mismo.
Poco después vendría el renacimiento de la movida y las reediciones de cientos de referencias que habían permanecido descatalogadas durante más de una década. Imaginen, yo me gasté 5.000 pesetas de los 90 en comprar un vinilo viejísimo de Cucharada, el primer grupo de Tena, para que poco después hasta aquel experimento extraño se reeditara. Vendrían también las copias en cd, el pirateo y, más recientemente, las descargas de internet, que pusieron fin a mi afán por coleccionar rarezas. Ya saben, lo que tienes al alcance de un clic pierde el romanticismo y hasta la gracia.
La cuestión es que hace poco he recuperado de nuevo los discos de Alarma!!! en mp3 (times are changin') y me han despertado la misma nostalgia. Como decía, unas canciones posiblemente mediocres, pero con cierta energía y ganas de divertir al personal con letras y melodías correctas. Por cierto, que rastreando los versos de las canciones que firma Tena, uno se encuentra con curiosidades, como la frase que le robó Sabina para Mónica: tu amor calienta pero no quema. Menos mal que el de Úbeda reconocía el plagio en los créditos del lp, convirtiéndolo en un "guiño".
Otro día recuperaré Frío pero hoy me quedo con este Preparado para el rock'n'roll del año 83, porque sólo el estribillo ya contiene algo de ternura por un estilo de vida que probablemente nunca existió pero aquí se plantea como toda una filosofía existencial para alguien que tiene poco que ganar, mucho que perder.
lunes, 16 de marzo de 2009
Falleras británicas
LILY ALLEN: KNOCK 'EM OUT
Esta mañana he bajado a mi garaje duchada, vestida para trabajar, adormilada pero despierta tras una dosis razonable de horas de sueño, y me he topado con una pareja de adolescentes que, sobre un coche y con los pies apoyados sobre su moto, me miraban con la cara de pánfilo que te dan la pubertad, el primer amor y posiblemente el alcohol de la noche. Yo les he devuelto la mirada tratando de aparentar dignidad por mi condición de adulta responsable que se dispone a levantar el país, pero a la vez buscando cierta complicidad o al menos una dosis de comprensión hacia su edad y sus circunstancias. Por el retrovisor he vuelto a observarles y ellos seguían callados, clavando su mirada en mí. A la salida había menos tráfico que de costumbre y decenas de calles estaban cortadas; por ellas nos mezclábamos los trabajadores con los que terminaban la juerga de la noche anterior.
Son Fallas. Qué le vamos a hacer. El viernes una horda de adolescentes zarandeó el coche en el que iba de copiloto al intentar entrar en el casco antiguo (craso error, lo sé) y todos gritaban a nuestro paso. Al circular por las calles más o menos despejadas, no dejábamos de encontrarnos a personas que nos hacían muecas. Durante el día tuve que esquivar a miles de niños con instintos asesinos, ubicando sus petardos estratégicamente como bombas que buscan causar el mayor daño posible. Es la guerra fuera de casa mientras en tu cabeza tratas de combatir otro tipo de guerras y les aseguro que el continuo ruido de explosiones no ayuda en absoluto. Son Fallas. Qué le vamos a hacer.
Si Lily Allen fuera española, sería fallera. Incluso, sin serlo, si viniera aquí se mezclaría con toda la chusma de púberes borrachos que saltan de coche en coche y dejan a su paso un rastro enorme de botellas vacías. Los que rompen el silencio de la noche con gritos y petardos y los que durante el día se pasean desafiantes, con el rostro desencajado por la resaca. Estos días me he acordado de esta inglesita rebelde que ha publicado su segundo lp, It's not me, it's you, que todavía no he digerido del todo y a la que vi en directo pudiendo comprobar como decía, que es una hooligan arrabalera más. Pero tiene gracia, las cosas como son. Incluso perpetrando una versión de Blondie.
De verdad, pónganse el Alright, still si quieren dar color a una mañana de trabajo rutinario o alegrar una jornada de sábado, porque esta colección de canciones es divertida, luminosa y muy desenfadada. Hasta que deguste su segundo trabajo, éste no deja de sonar en mi reproductor. Desde la archiconocida Smile hasta esta Knock 'em out, que es de mis preferidas. Ninguna tiene desperdicio y ojalá, entre la marabunta fallera y las verbenas cada vez más cochambrosas sonaran más estas melodías, aunque provengan de lo peorcito de la sociedad inglesa. De los mismos que vienen a emborracharse y pedir paella a las 3 de la madrugada (y tampoco se dejan tanta pasta).
Que las quemen pronto. Por favor.
Lily Allen: Knock 'em out (Allright, still - 2006)
Esta mañana he bajado a mi garaje duchada, vestida para trabajar, adormilada pero despierta tras una dosis razonable de horas de sueño, y me he topado con una pareja de adolescentes que, sobre un coche y con los pies apoyados sobre su moto, me miraban con la cara de pánfilo que te dan la pubertad, el primer amor y posiblemente el alcohol de la noche. Yo les he devuelto la mirada tratando de aparentar dignidad por mi condición de adulta responsable que se dispone a levantar el país, pero a la vez buscando cierta complicidad o al menos una dosis de comprensión hacia su edad y sus circunstancias. Por el retrovisor he vuelto a observarles y ellos seguían callados, clavando su mirada en mí. A la salida había menos tráfico que de costumbre y decenas de calles estaban cortadas; por ellas nos mezclábamos los trabajadores con los que terminaban la juerga de la noche anterior.
Son Fallas. Qué le vamos a hacer. El viernes una horda de adolescentes zarandeó el coche en el que iba de copiloto al intentar entrar en el casco antiguo (craso error, lo sé) y todos gritaban a nuestro paso. Al circular por las calles más o menos despejadas, no dejábamos de encontrarnos a personas que nos hacían muecas. Durante el día tuve que esquivar a miles de niños con instintos asesinos, ubicando sus petardos estratégicamente como bombas que buscan causar el mayor daño posible. Es la guerra fuera de casa mientras en tu cabeza tratas de combatir otro tipo de guerras y les aseguro que el continuo ruido de explosiones no ayuda en absoluto. Son Fallas. Qué le vamos a hacer.
Si Lily Allen fuera española, sería fallera. Incluso, sin serlo, si viniera aquí se mezclaría con toda la chusma de púberes borrachos que saltan de coche en coche y dejan a su paso un rastro enorme de botellas vacías. Los que rompen el silencio de la noche con gritos y petardos y los que durante el día se pasean desafiantes, con el rostro desencajado por la resaca. Estos días me he acordado de esta inglesita rebelde que ha publicado su segundo lp, It's not me, it's you, que todavía no he digerido del todo y a la que vi en directo pudiendo comprobar como decía, que es una hooligan arrabalera más. Pero tiene gracia, las cosas como son. Incluso perpetrando una versión de Blondie.
De verdad, pónganse el Alright, still si quieren dar color a una mañana de trabajo rutinario o alegrar una jornada de sábado, porque esta colección de canciones es divertida, luminosa y muy desenfadada. Hasta que deguste su segundo trabajo, éste no deja de sonar en mi reproductor. Desde la archiconocida Smile hasta esta Knock 'em out, que es de mis preferidas. Ninguna tiene desperdicio y ojalá, entre la marabunta fallera y las verbenas cada vez más cochambrosas sonaran más estas melodías, aunque provengan de lo peorcito de la sociedad inglesa. De los mismos que vienen a emborracharse y pedir paella a las 3 de la madrugada (y tampoco se dejan tanta pasta).
Que las quemen pronto. Por favor.
Lily Allen: Knock 'em out (Allright, still - 2006)
jueves, 12 de marzo de 2009
Enfermos
Corcobado y Cría Cuervos: Pídele a Dios
No me gusta el bolero, es un género que no me atrae, por lento, ñoño y quizás propio de una época con la que no me identifico especialmente. Peeeeeeero (hay un pero, claro), ya lo dije una vez, cuando uno escucha boleros con atención, descubre letras bastante bien elaboradas, que posiblemente con otra escenografía musical brillan con luz propia. Voy más allá. Hay una vertiente del bolero que nada tiene que ver con el amor ni con las confesiones arrebatadas hacia una mujer imposible, son más bien letras de odio, resentimiento y mucha mucha sed de venganza. Y estos cantos a la amargura los descubrí gracias a Javier Corcobado y sus Boleros enfermos de amor.
Con Corcobado tengo una relación de amor-odio. Tengo varios discos de él y como he mencionado, sus versiones de boleros me enloquecen, pero así como algunas canciones suyas me encantan, otras me parecen tremendamente soporíferas y todas destilan un peligroso tufillo a pretensiones sin nada detrás. Es decir, que viene este señor y junta en unos versos palabras sonoras y potentes como "amor, odio, muerte, cielo, negro, sangre, roca, cadáver" y muchos le aplauden como un genio de nuestra poesía contemporánea. Ni tanto, ni tan calvo.
La cuestión es que, volviendo a lo nuestro, a mí sus dos discos de boleros me encantan. Compré la primera en vinilo y me presenté a un examen de inglés con él en una bolsa, con mis 19 añitos y para pasmo de la profesora cuando, muy amablemente, me preguntó qué había comprado y quiso ver el disco, con esa Olga Guillot invertida en portada. Un día descubrí que si lo escuchas a 45 rpm suena igualmente bien, incluso algunos temas ganan con el acelerón, pero eso ya es otra historia. Me sobra la broma del bolero de Ravel y también el único tema original firmado por Corcobado, el Enfermo de amor, pero en conjunto me parece un experimento interesante.
Como últimamente estoy atesorando discos que perdí hace tiempo por el cambio a cd o mp3, me siento muy feliz de haber recuperado los 2 volúmenes de boleros. He vuelto a escucharlos y he comprobado algo que ya sabía: que me los sé de memoria. Es casualidad pero estos días hablaba yo de este hombre y del efecto terapéutico de algunas canciones y no cabe duda, esto es el antídoto contra el desamor y en general, el desahogo de la rabia y el dolor. Pídele a Dios que me muera para quitarte de encima al más terrible enemigo. Dile que tienes conmigo una deuda tan enorme que jamás podrías pagarme. [...] Que yo viva es tu castigo pues mientras siga viviendo te voy a estar maldiciendo. Sobran las palabras. Sólo es comparable a si hace daño la bebida, más daño me hizo tu amor o a aquello que sonaba en Carne Trémula firmado por Albert Plá, yo quiero que tú sufras lo que yo sufro y aprenderé a rezar para lograrlo.
Son tiempos de terapias y de liberación emocional, así que aquí va un bolerazo de odio y rencor y que cada cual lo aplique a su gusto. ;)
No me gusta el bolero, es un género que no me atrae, por lento, ñoño y quizás propio de una época con la que no me identifico especialmente. Peeeeeeero (hay un pero, claro), ya lo dije una vez, cuando uno escucha boleros con atención, descubre letras bastante bien elaboradas, que posiblemente con otra escenografía musical brillan con luz propia. Voy más allá. Hay una vertiente del bolero que nada tiene que ver con el amor ni con las confesiones arrebatadas hacia una mujer imposible, son más bien letras de odio, resentimiento y mucha mucha sed de venganza. Y estos cantos a la amargura los descubrí gracias a Javier Corcobado y sus Boleros enfermos de amor.
Con Corcobado tengo una relación de amor-odio. Tengo varios discos de él y como he mencionado, sus versiones de boleros me enloquecen, pero así como algunas canciones suyas me encantan, otras me parecen tremendamente soporíferas y todas destilan un peligroso tufillo a pretensiones sin nada detrás. Es decir, que viene este señor y junta en unos versos palabras sonoras y potentes como "amor, odio, muerte, cielo, negro, sangre, roca, cadáver" y muchos le aplauden como un genio de nuestra poesía contemporánea. Ni tanto, ni tan calvo.
La cuestión es que, volviendo a lo nuestro, a mí sus dos discos de boleros me encantan. Compré la primera en vinilo y me presenté a un examen de inglés con él en una bolsa, con mis 19 añitos y para pasmo de la profesora cuando, muy amablemente, me preguntó qué había comprado y quiso ver el disco, con esa Olga Guillot invertida en portada. Un día descubrí que si lo escuchas a 45 rpm suena igualmente bien, incluso algunos temas ganan con el acelerón, pero eso ya es otra historia. Me sobra la broma del bolero de Ravel y también el único tema original firmado por Corcobado, el Enfermo de amor, pero en conjunto me parece un experimento interesante.
Como últimamente estoy atesorando discos que perdí hace tiempo por el cambio a cd o mp3, me siento muy feliz de haber recuperado los 2 volúmenes de boleros. He vuelto a escucharlos y he comprobado algo que ya sabía: que me los sé de memoria. Es casualidad pero estos días hablaba yo de este hombre y del efecto terapéutico de algunas canciones y no cabe duda, esto es el antídoto contra el desamor y en general, el desahogo de la rabia y el dolor. Pídele a Dios que me muera para quitarte de encima al más terrible enemigo. Dile que tienes conmigo una deuda tan enorme que jamás podrías pagarme. [...] Que yo viva es tu castigo pues mientras siga viviendo te voy a estar maldiciendo. Sobran las palabras. Sólo es comparable a si hace daño la bebida, más daño me hizo tu amor o a aquello que sonaba en Carne Trémula firmado por Albert Plá, yo quiero que tú sufras lo que yo sufro y aprenderé a rezar para lograrlo.
Son tiempos de terapias y de liberación emocional, así que aquí va un bolerazo de odio y rencor y que cada cual lo aplique a su gusto. ;)
lunes, 9 de marzo de 2009
La evolución de las costumbres
THE POLYPHONIC SPREE: LITHIUM
Sí, es una versión de Nirvana
Reeducarse. Cambiar de hábitos (de los que no hacen al monje) y practicar un poco de higiene mental. Habrá que hacerse a la idea y dejar que lleguen la luz y los buenos pensamientos. Contar los días para el cambio de hora y que todo lo inunde el sol, manteniéndose en lo alto hasta más allá de las siete; y parecerá que se vive más cada día. Sonreir más, canturrear y hablar bien, ¿qué es eso de tocer el gesto y decir malas palabras? La secta de la felicidad me lo ha dicho, si quiero que me acepten debo empezar ya a comportarme como ellos, y desterrar el gris del armario y cambiar de crema para que mi cara parezca más radiante e incluso llenar de rayos dorados mi cabeza.
Sin prisa pero sin pausa. Poco a poco. Se empieza atornillando una tabla y se acaba por fijar las estanterías a la pared para culminar llenándolas de libros. No se puede pretender que sujeten nada si no están sólidamente montadas. Y que el sol entre también en las habitaciones, que sólo entonces podrán empezar a ser habitadas, sin premuras. Así que para empezar he decidido hacerme una lista de canciones alegres y su escucha será obligada. Nada de dramas ni sonidos oscuros, los guardaremos para otros momentos. En la secta se escucha a los Polyphonic Spree constantemente y es que, en un proceso de reeducación moral y mental como el que atraviesa el mundo, sólo ellos podían predicar con el ejemplo y darle la vuelta como un calcetín al Lithium de Nirvana, haciendo que este himno de la tortura personal y las camisas de cuadros se transforme en un canto épico lleno de voces, una oración en la que unos cuantos locos van ganando adeptos. Y los grunges se mirarán entre sí encogiéndose de hombros y tirarán esas gordas camisas de franela, para cambiarlas por la suavidad de las túnicas.
Pero sin precipitarse. Siempre con cautela.
The Polyphonic Spree: Lithium
(Wait EP, 2006)
Sí, es una versión de Nirvana
Reeducarse. Cambiar de hábitos (de los que no hacen al monje) y practicar un poco de higiene mental. Habrá que hacerse a la idea y dejar que lleguen la luz y los buenos pensamientos. Contar los días para el cambio de hora y que todo lo inunde el sol, manteniéndose en lo alto hasta más allá de las siete; y parecerá que se vive más cada día. Sonreir más, canturrear y hablar bien, ¿qué es eso de tocer el gesto y decir malas palabras? La secta de la felicidad me lo ha dicho, si quiero que me acepten debo empezar ya a comportarme como ellos, y desterrar el gris del armario y cambiar de crema para que mi cara parezca más radiante e incluso llenar de rayos dorados mi cabeza.
Sin prisa pero sin pausa. Poco a poco. Se empieza atornillando una tabla y se acaba por fijar las estanterías a la pared para culminar llenándolas de libros. No se puede pretender que sujeten nada si no están sólidamente montadas. Y que el sol entre también en las habitaciones, que sólo entonces podrán empezar a ser habitadas, sin premuras. Así que para empezar he decidido hacerme una lista de canciones alegres y su escucha será obligada. Nada de dramas ni sonidos oscuros, los guardaremos para otros momentos. En la secta se escucha a los Polyphonic Spree constantemente y es que, en un proceso de reeducación moral y mental como el que atraviesa el mundo, sólo ellos podían predicar con el ejemplo y darle la vuelta como un calcetín al Lithium de Nirvana, haciendo que este himno de la tortura personal y las camisas de cuadros se transforme en un canto épico lleno de voces, una oración en la que unos cuantos locos van ganando adeptos. Y los grunges se mirarán entre sí encogiéndose de hombros y tirarán esas gordas camisas de franela, para cambiarlas por la suavidad de las túnicas.
Pero sin precipitarse. Siempre con cautela.
The Polyphonic Spree: Lithium
(Wait EP, 2006)
viernes, 6 de marzo de 2009
Hoy empieza todo
CONCHITA: PUEDE SER
Y mira que nos hemos reído de esta pobre chica y de cómo una cantautora puede presentarse con semejante nombre artístico. Mira que ha generado comentarios aunque debo reconocer que siempre dije, con la boca pequeña, que no me disgustaba del todo. Y lo mantengo, me gusta su voz y esa forma melosa de pronunciar.
El caso es que vino a sonar esta canción ayer en el momento clave, en el instante que (ojalá) puede marcar un antes y un después. Y pensé que a mí también me toca eso de sentirse bien. Fue como abrir una Biblia y seguir ciegamente lo primero que ven tus ojos. Así que después de tanto reirnos ha tenido que venir Conchita a rescatarme de la amalgama pegajosa de voces amargadas y serias cantando a la negritud de la vida.
La verdad, no se me ocurre mejor manera de encarar un fin de semana y, por qué no, una vida entera. A la mierda los prejuicios. :)
Y mira que nos hemos reído de esta pobre chica y de cómo una cantautora puede presentarse con semejante nombre artístico. Mira que ha generado comentarios aunque debo reconocer que siempre dije, con la boca pequeña, que no me disgustaba del todo. Y lo mantengo, me gusta su voz y esa forma melosa de pronunciar.
El caso es que vino a sonar esta canción ayer en el momento clave, en el instante que (ojalá) puede marcar un antes y un después. Y pensé que a mí también me toca eso de sentirse bien. Fue como abrir una Biblia y seguir ciegamente lo primero que ven tus ojos. Así que después de tanto reirnos ha tenido que venir Conchita a rescatarme de la amalgama pegajosa de voces amargadas y serias cantando a la negritud de la vida.
La verdad, no se me ocurre mejor manera de encarar un fin de semana y, por qué no, una vida entera. A la mierda los prejuicios. :)
lunes, 2 de marzo de 2009
Canciones de color gris
LA BUENA VIDA: QUÉ NOS VA A PASAR
Cuando amanece gris y frío, de manera que ya sabes que no verás el sol en todo el día. Y sientes que te han dado una paliza en todo tu cuerpo aunque es lunes y deberías haber descansado y no has salido a divertirte, precisamente. Cuando no dejas de pensar en obligaciones, destornilladores, reuniones, nóminas y comportamientos despreciables (y tú eres el culpable). Cuando te arrastras a duras penas bajo la ducha y sales corriendo para acabar, una vez más, llegando tarde, bajo ese cielo gris y duro gracias al cual se te instala un dolor de cabeza permanente y sordo. En momentos como esos, sólo queda escuchar a La Buena Vida.
Y es que el viernes en un reportaje sobre anorexia sonaban constantemente estos donostiarras, eligiendo frases sobre el desconcierto y la melancolía, aptas para suavizar las historias de personas enfermas y torturadas. No había mucha variedad en la selección de canciones, debo decir, pero sonó éste que para mí es uno de sus grandes temas de madurez, de los últimos discos en los que el sonido de los que un día parecieron un grupo de parroquia es pluscuamperfecto.
La Buena Vida nació en la estela de formaciones contemporáneas y compatriotas como Le Mans o Aventuras de Kirlian. Había arreglos sencillos, letras naïf y mucho la-la-la, todo lo cual llegaba en ocasiones a estomagar un poco. Las reacciones entre esos primeros discos oscilan entre la sonrisa de ternura o la mueca burlona. Yo los tengo todos y he pasado de uno a otro gesto sin problemas. Años después La Buena Vida evoluciona hacia un sonido más cuidado (en virtud del cual también graban algún trabajo soporífero) y últimamente, aunque graban poco y se dejan ver menos, mantienen esa línea creativa que sin duda les está dando resultados óptimos.
Este Qué nos va a pasar fue el primer single de Hallellujah, un disco en el que el grupo se mostraba adulto. Una letra sobre el desamor pero, en general, sobre el desconcierto, la desorientación vital y esas preguntas que tantas veces nos hemos hecho todos.
La Buena Vida: Qué nos va a pasar
(Hallellujah, 2001)
Cuando amanece gris y frío, de manera que ya sabes que no verás el sol en todo el día. Y sientes que te han dado una paliza en todo tu cuerpo aunque es lunes y deberías haber descansado y no has salido a divertirte, precisamente. Cuando no dejas de pensar en obligaciones, destornilladores, reuniones, nóminas y comportamientos despreciables (y tú eres el culpable). Cuando te arrastras a duras penas bajo la ducha y sales corriendo para acabar, una vez más, llegando tarde, bajo ese cielo gris y duro gracias al cual se te instala un dolor de cabeza permanente y sordo. En momentos como esos, sólo queda escuchar a La Buena Vida.
Y es que el viernes en un reportaje sobre anorexia sonaban constantemente estos donostiarras, eligiendo frases sobre el desconcierto y la melancolía, aptas para suavizar las historias de personas enfermas y torturadas. No había mucha variedad en la selección de canciones, debo decir, pero sonó éste que para mí es uno de sus grandes temas de madurez, de los últimos discos en los que el sonido de los que un día parecieron un grupo de parroquia es pluscuamperfecto.
La Buena Vida nació en la estela de formaciones contemporáneas y compatriotas como Le Mans o Aventuras de Kirlian. Había arreglos sencillos, letras naïf y mucho la-la-la, todo lo cual llegaba en ocasiones a estomagar un poco. Las reacciones entre esos primeros discos oscilan entre la sonrisa de ternura o la mueca burlona. Yo los tengo todos y he pasado de uno a otro gesto sin problemas. Años después La Buena Vida evoluciona hacia un sonido más cuidado (en virtud del cual también graban algún trabajo soporífero) y últimamente, aunque graban poco y se dejan ver menos, mantienen esa línea creativa que sin duda les está dando resultados óptimos.
Este Qué nos va a pasar fue el primer single de Hallellujah, un disco en el que el grupo se mostraba adulto. Una letra sobre el desamor pero, en general, sobre el desconcierto, la desorientación vital y esas preguntas que tantas veces nos hemos hecho todos.
La Buena Vida: Qué nos va a pasar
(Hallellujah, 2001)
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