NACHA POP: UNA DÉCIMA DE SEGUNDO
Feliz cumpleaños, Marga
Estos días he estado hablando de Match Point con varias personas. No, esto no es un blog de cine, sólo quiero iniciar el post comentando la escena que abre esta soberbia película de Woody Allen: durante un partido, una pelota de tenis queda sobre la red y por unos segundos no se sabe si caerá de un lado o de otro, es decir, si beneficiará a un jugador o al otro. Allen se centra en esta metáfora de la vida, en los instantes de incertidumbre en los que lo aleatorio puede hacer que la partida la ganen unos u otros. Da igual quién juegue mejor o quién lo merezca más. Es cuestión de azar.
El azar hace que un día entres en un despacho, con 22 añitos, y veas a una chica tecleando un ordenador, que te saluda correctamente y sigue a lo suyo. El azar hace que 4 años después las hojas de papel en las que esa chica ha impreso su currículum se mezclen con las decenas de hojas en las que otras tantas personas han hecho lo mismo, y todo lleva a que un día, entres en tu trabajo (que ya no es el mismo de los 22 añitos) y te encuentres a la misma chica. Y días después, ella es tu nueva compañera de trabajo. Correos o Internet podían haber extraviado esos papeles o quizás tú podías haber cambiado para entonces de empresa, pero no ha sido así.
El azar hace que, 9 años después del primer encuentro, te dispongas a celebrar un cumpleaños con la misma chica que aquel día saludaste casi sin fijarte en su cara, ni ella en la tuya. Y te preguntas si es azar o si realmente lo has elegido. Porque no parece en absoluto aleatorio que elijas a las personas que se sentarán contigo una noche a cenar y a reirse, tras haber compartido con ellas chistes, discusiones, tensiones, conciertos, confidencias, fotos, bromas… No, eso no es azar.
Hay quien dice que a los amigos los eliges, lo cual no parece en absoluto aleatorio. No hay red, no hay pelota detenida durante unos segundos, no hay incertidumbre; hay jugadores que juegan sin saber si ganarán o perderán, pero con la seguridad de que los resultados del partido se comentarán alrededor de una mesa, con unas cervezas, unas risas y unas personas que son lo más parecido a tu familia. Gracias a una cadena de casualidades y azares, pero por decisión propia, por amistad, porque la vida es menos puta si tienes unos ojos en los que mirarte, porque sí.
Y porque al final, la pelota se detiene sobre la red sólo durante unos instantes brevísimos, un momento en una agenda, una décima de segundo…
¡FELICIDADES, MAAAAAARGE! :)
miércoles, 28 de mayo de 2008
martes, 27 de mayo de 2008
Un martes como un lunes
BRUCE SPRINGSTEEN: HUMAN TOUCH
No hay piedad en las calles de la ciudad
Dejas de soñar a golpe de despertador por la mañana, gruñes un poco entre las sábanas y te arrastras como puedes a tomarte el primer café del día e intentar desperezarte bajo la ducha. Otra vez lluvia, este mes es el más feo que recuerdas. El garaje, el coche, el tráfico, ese ceda el paso que nadie respeta, el semáforo que todo el mundo quiere saltarse, la cola que nadie quiere hacer. La barrera, la fichada, el Mac, el primer café en el trabajo, los saludos legañosos de los compañeros, los archivos de word, las tareas pendientes, los correos que hay que contestar. El comedor industrial, el café apurado rápidamente, las bromas habituales, el peregrinaje al despacho arrastrando los pies por las escaleras. La tarde, los nubarrones que presagian tormenta, un cigarro distraído y por fin la hora de marcharse. De nuevo el coche, el tráfico, las caras cansadas de los demás conductores. Con suerte, quedas esa tarde con alguien y te parece que consigues alargar el día. Sin suerte, te diriges a tu casa y le das dos vueltas a la llave porque sabes que ya no volverás a salir hasta el día siguiente. Apenas tienes tiempo de abrir un libro, de ordenar tus cosas, de ver un telediario, de reflexionar un poco sobre tu rutina. Piensas en lo que falta para el viernes y te das cuenta de que ya ha anochecido. Algo de cena, quizás una película, quizás un libro, tal una tertulia de actualidad con la que adormecerte. Y al día siguiente, en un nuevo amanecer, dejas de soñar a golpe de despertador...
Constantemente, en el duro y aburrido proceso del día a día, resuena en tu cabeza una canción, el Human touch de Springsteen que muchos criticaron en su momento y que a ti siempre te ha sonado a magia. Una canción para los millones de seres anónimos que pueblan las ciudades. Cuando la escuchas de nuevo, aunque tu entorno no es precisamente Nueva Jersey, sabes que en algún lugar, alguien quiere un poco de contacto humano. Nada de piedad, luces de colores, apoyo, oraciones o milagros. Sólo alguien a quien abrazar. Una mano que coger. Subes la radio cuando llegas al semáforo que todos parecen querer saltarse y sólo Dios sabe por qué sonríes.
Bruce Springsteen: Human touch (Human touch, 1992)
PD: absurdamente, no se pueden compartir los vídeos de esta canción en el Youtube así que ustedes mismos, hagan su búsqueda y disfrútenla. Al menos, aquí está el audio.
You and me we were the pretenders
We let it all slip away
In the end what you dont surrender
Well the world just strips away
Girl, ain't no kindness in the face of strangers
Ain't gonna find no miracles here
Well you can wait on your blesses my darling
I got a deal for you right here
I ain't looking for praise or pity
I ain't coming round searching for a crutch
I just want someone to talk to
And a little of that human touch
Just a little of that human touch
Ain't no mercy on the streets of this town
Ain't no bread from heavenly skies
Ain't nobody drawing wine from this blood
It's just you and me tonight
Tell me, in a world without pity
Do you think what I'm askin's too much
I just want something to hold on to
And a little of that human touch
Just a little of that human touch
Oh girl that feeling of safety that you prize
Well it comes at a hard hard price
You cant shut off the risk and the pain
Without losing the love that remains
We're all riders on this train
So you've been broken and you've been hurt
Show me somebody who ain't
Yeah, I know I ain't nobody's bargain
But, hell, a little touch up and a little paint...
You might need something to hold on to
When all the answers, they don't amount to much
Somebody that you could just to talk to
And a little of that human touch
Baby, in a world without pity
Do you think what I'm askin's too much
I just want to feel you in my arms
Share a little of that human touch
Feel a little of that human touch
Give me a little of that human touch
No hay piedad en las calles de la ciudad
Dejas de soñar a golpe de despertador por la mañana, gruñes un poco entre las sábanas y te arrastras como puedes a tomarte el primer café del día e intentar desperezarte bajo la ducha. Otra vez lluvia, este mes es el más feo que recuerdas. El garaje, el coche, el tráfico, ese ceda el paso que nadie respeta, el semáforo que todo el mundo quiere saltarse, la cola que nadie quiere hacer. La barrera, la fichada, el Mac, el primer café en el trabajo, los saludos legañosos de los compañeros, los archivos de word, las tareas pendientes, los correos que hay que contestar. El comedor industrial, el café apurado rápidamente, las bromas habituales, el peregrinaje al despacho arrastrando los pies por las escaleras. La tarde, los nubarrones que presagian tormenta, un cigarro distraído y por fin la hora de marcharse. De nuevo el coche, el tráfico, las caras cansadas de los demás conductores. Con suerte, quedas esa tarde con alguien y te parece que consigues alargar el día. Sin suerte, te diriges a tu casa y le das dos vueltas a la llave porque sabes que ya no volverás a salir hasta el día siguiente. Apenas tienes tiempo de abrir un libro, de ordenar tus cosas, de ver un telediario, de reflexionar un poco sobre tu rutina. Piensas en lo que falta para el viernes y te das cuenta de que ya ha anochecido. Algo de cena, quizás una película, quizás un libro, tal una tertulia de actualidad con la que adormecerte. Y al día siguiente, en un nuevo amanecer, dejas de soñar a golpe de despertador...
Constantemente, en el duro y aburrido proceso del día a día, resuena en tu cabeza una canción, el Human touch de Springsteen que muchos criticaron en su momento y que a ti siempre te ha sonado a magia. Una canción para los millones de seres anónimos que pueblan las ciudades. Cuando la escuchas de nuevo, aunque tu entorno no es precisamente Nueva Jersey, sabes que en algún lugar, alguien quiere un poco de contacto humano. Nada de piedad, luces de colores, apoyo, oraciones o milagros. Sólo alguien a quien abrazar. Una mano que coger. Subes la radio cuando llegas al semáforo que todos parecen querer saltarse y sólo Dios sabe por qué sonríes.
Bruce Springsteen: Human touch (Human touch, 1992)
PD: absurdamente, no se pueden compartir los vídeos de esta canción en el Youtube así que ustedes mismos, hagan su búsqueda y disfrútenla. Al menos, aquí está el audio.
You and me we were the pretenders
We let it all slip away
In the end what you dont surrender
Well the world just strips away
Girl, ain't no kindness in the face of strangers
Ain't gonna find no miracles here
Well you can wait on your blesses my darling
I got a deal for you right here
I ain't looking for praise or pity
I ain't coming round searching for a crutch
I just want someone to talk to
And a little of that human touch
Just a little of that human touch
Ain't no mercy on the streets of this town
Ain't no bread from heavenly skies
Ain't nobody drawing wine from this blood
It's just you and me tonight
Tell me, in a world without pity
Do you think what I'm askin's too much
I just want something to hold on to
And a little of that human touch
Just a little of that human touch
Oh girl that feeling of safety that you prize
Well it comes at a hard hard price
You cant shut off the risk and the pain
Without losing the love that remains
We're all riders on this train
So you've been broken and you've been hurt
Show me somebody who ain't
Yeah, I know I ain't nobody's bargain
But, hell, a little touch up and a little paint...
You might need something to hold on to
When all the answers, they don't amount to much
Somebody that you could just to talk to
And a little of that human touch
Baby, in a world without pity
Do you think what I'm askin's too much
I just want to feel you in my arms
Share a little of that human touch
Feel a little of that human touch
Give me a little of that human touch
lunes, 26 de mayo de 2008
Un lunes pequeño
TRAVOLTA: COSAS GRANDES Y COSAS PEQUEÑAS
Hola amiguetes. Pasado ya el efecto del chikichiki, no hay mucho que decir hoy. El sueño arrecia así que...
Bienvenidos a esta historia de cosas grandes y pequeñas. Yo soy pequeño, comparado con el sol, comparado con la luna, comparado con el cielo de verano. Yo soy pequeño.
Nos quisimos esa tarde y eso fue grande, muy grande.
La esperanza de encontrar lo que buscamos, eso sí es grande, comparado con el sol, comparado con la luna, comparado con el cielo de verano. Es muy grande.
Nos quisimos esa tarde y yo fui grande.
Travolta: Cosas grandes y cosas pequeñas (Manual de redención, 2008)
PD: Pedazo de caramelito del nuevo disco de Travolta, aunque el sonido podía haber sido mejor, disculpen las molestias. También hace un mes que las cosas pequeñas eran más grandes, c´est la vie! ;)
Hola amiguetes. Pasado ya el efecto del chikichiki, no hay mucho que decir hoy. El sueño arrecia así que...
Bienvenidos a esta historia de cosas grandes y pequeñas. Yo soy pequeño, comparado con el sol, comparado con la luna, comparado con el cielo de verano. Yo soy pequeño.
Nos quisimos esa tarde y eso fue grande, muy grande.
La esperanza de encontrar lo que buscamos, eso sí es grande, comparado con el sol, comparado con la luna, comparado con el cielo de verano. Es muy grande.
Nos quisimos esa tarde y yo fui grande.
Travolta: Cosas grandes y cosas pequeñas (Manual de redención, 2008)
PD: Pedazo de caramelito del nuevo disco de Travolta, aunque el sonido podía haber sido mejor, disculpen las molestias. También hace un mes que las cosas pequeñas eran más grandes, c´est la vie! ;)
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miércoles, 21 de mayo de 2008
Eurovisión perrea
FRANCE GALL: POUPÉE DE CIRE, POUPÉE DE SON
Basta ya de lloriquear, que estamos cruzando la línea en cadaunosurazon peligrosamente... Hoy volvemos a hablar única y exclusivamente de música y cómo no, hay que hablar de Eurovisión. Sí, amiguitos, aunque me perdonarán que traicione a la patria y no me fije precisamente en España... En 1965 una canción pop ganaba el archiconocido festival y estaba compuesta por Serge Gainsbourg, Poupée de cire, poupée de son en voz de la virginal France Gall, que representaba a Luxemburgo. Para los más avezados, sí, hemos hablado ya de esta canción aunque no la hemos escuchado.
Nunca he sido muy aficionada a Gall, me rechina un poco el tono chillón de su vocecita infantil pero tengo que reconocer que Baby Pop es un gran disco y la francesita tiene canciones preciosas. Cuando se presentó a Eurovisión, France tenía apenas 18 años y empezaba a ser conocida con un par de singles. Su victoria en el concurso fue su despegue con una canción de letra equívoca, como es habitual en Monsieur Gainsbourg. Por aquel entonces, el provocador ya había decidido llenarse los bolsillos componiendo excelentes canciones pop para chicas yeyé del momento. En ese mismo año, España quedaba en el último puesto con 0 puntos, gracias a Conchita Bautista y Qué bueno, qué bueno, ejem... Por cierto que, al calor del éxito obtenido por Gall, la Bautista grabó poco después una versión muy cañí (el flamenco pop de la época) del Poupée de cire y es que la Bautista era una gran versioneadora de los felices años yeyé. Nota curiosa para sobresaliente: la letra hispana era bastante fiel al original (ese inicio: soy tan sólo una muñeca que no sabe de amor) pero no se molestaron en traducir el estribillo, ¿para qué?, debieron pensar. Segunda nota curiosa: ese single obra en mi poder, creo que también lo compré por 100 pesetas. Cuando quieran, se lo presto.
Poco más hay que decir. Le deseamos suerte (¿o no?) a Rodolfo y perrea perrea... ;)
Basta ya de lloriquear, que estamos cruzando la línea en cadaunosurazon peligrosamente... Hoy volvemos a hablar única y exclusivamente de música y cómo no, hay que hablar de Eurovisión. Sí, amiguitos, aunque me perdonarán que traicione a la patria y no me fije precisamente en España... En 1965 una canción pop ganaba el archiconocido festival y estaba compuesta por Serge Gainsbourg, Poupée de cire, poupée de son en voz de la virginal France Gall, que representaba a Luxemburgo. Para los más avezados, sí, hemos hablado ya de esta canción aunque no la hemos escuchado.
Nunca he sido muy aficionada a Gall, me rechina un poco el tono chillón de su vocecita infantil pero tengo que reconocer que Baby Pop es un gran disco y la francesita tiene canciones preciosas. Cuando se presentó a Eurovisión, France tenía apenas 18 años y empezaba a ser conocida con un par de singles. Su victoria en el concurso fue su despegue con una canción de letra equívoca, como es habitual en Monsieur Gainsbourg. Por aquel entonces, el provocador ya había decidido llenarse los bolsillos componiendo excelentes canciones pop para chicas yeyé del momento. En ese mismo año, España quedaba en el último puesto con 0 puntos, gracias a Conchita Bautista y Qué bueno, qué bueno, ejem... Por cierto que, al calor del éxito obtenido por Gall, la Bautista grabó poco después una versión muy cañí (el flamenco pop de la época) del Poupée de cire y es que la Bautista era una gran versioneadora de los felices años yeyé. Nota curiosa para sobresaliente: la letra hispana era bastante fiel al original (ese inicio: soy tan sólo una muñeca que no sabe de amor) pero no se molestaron en traducir el estribillo, ¿para qué?, debieron pensar. Segunda nota curiosa: ese single obra en mi poder, creo que también lo compré por 100 pesetas. Cuando quieran, se lo presto.
Poco más hay que decir. Le deseamos suerte (¿o no?) a Rodolfo y perrea perrea... ;)
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sábado, 17 de mayo de 2008
¿Director de cine?
LEONARDO FAVIO: DING DONG, SON LAS COSAS DEL AMOR
Cuando alguien se marcha, los que se quedan tratan de atesorar recuerdos, fabricando una imagen a la que recurrir en momentos de tristeza, una especie de pañuelo, algo que nos acompañe y nos ayude a sentirnos menos solos. Craso error. Lo que conseguimos es mitificar a los muertos porque no nos interesa acordarnos de lo malo y, cuanto más recordamos a los que faltan como personas irremplazables, más duro nos resulta salir adelante en el vacío que nos dejan. En las etapas del duelo está la negación, la tristeza, el enfado y algo que no sé cómo se llamará, pero es la culminación del proceso (que puede durar décadas) y llega cuando uno se ha hecho una especie de llavero con sus recuerdos, un pequeño talismán que va contigo todos los días y al que sacas brillo con frecuencia, ante el pasmo de los que no saben de qué va esto de la muerte, y es una canción, una palabra, una película, un comentario o simplemente un pensamiento el que te hace recordar que tienes a esa persona contigo, que jamás se irá. Esto que suena tan absurdo es el único consuelo que te queda tras la putada de que alguien cercano fallezca. Es lo que hay.
En el proceso que en sí mismo supone buscar recuerdos para crear la imagen imborrable de la persona amada, hay una ayuda de dimensiones infinitas. Un hecho que parece mínimo pero que, incluso décadas después, es capaz de arrancar lágrimas a los ancianos que recuerdan a sus padres. Alguien me lo dijo un 17 de mayo y nunca lo olvidaré: verás cómo te gustará a partir de ahora que otras personas te hablen de él, lo conocerás en momentos en los que tú no estabas y eso te va a encantar. No ocurre muy a menudo pero cuando llegan esas aportaciones externas, una las coge y las guarda como una piedra preciosa, con cuidado porque no son recuerdos propios y pueden quebrarse con facilidad, y el viaje que han recorrido hasta llegar a tu conocimiento los hace especialmente valiosos.
Hace unos 5 años tuve un problema en un ojo y necesitaba resolverlo con urgencia. Por indicación materna, fui a la consulta de un antiguo amigo de mis padres, al que no conocía, y que resultó ser un hombre encantador que me atendió con amabilidad extrema, por ser vos quien sois. Cuando me estaba mirando la retina me dijo algo que no olvidaré: "¿Tú sabías que tu padre de pequeño quería ser director de cine? Siempre me acordaré de cuando éramos chavales y él me decía que quería ser director de cine." Tuve que hacer esfuerzos, dada la situación de mi ojo, para que no se me llenara de lágrimas. Y sonreí. Jamás olvidaré aquellas palabras.
Cumplo hoy con algo que va camino de ser una tradición: escuchar a Leonardo Favio en el día en el que se cumplen 8 años de un día aciago. Aunque, viéndolo ahora con cierta perspectiva, puedo decir que llevo 8 años recopilando recuerdos y sacándole brillo a mi amuleto personal, a mis vivencias y a las enseñanzas que llevo grabadas a fuego en la mente. Porque, no voy a negarlo, qué duro es todo esto, pero he alcanzado el momento en el que llevas a esa persona a todas partes en tu corazón y en tu mente. Ya hace años que nado sin flotador, voy en bicicleta yo solita sin ayuda, me como todo el plato de verduras y, qué cosas, me han llegado a gustar.
Por eso hoy puedo oir al argentino Leonardo Favio y reirme. Y aunque siempre siento un pellizco en el corazoncito al escuchar esta voz tanguera y un poco cavernosa, sonrío, sonrío pensando que en algún lugar, alguien también sonríe. Aquí está Favio con Carola, su guapísima mujer, a la que dedicó en otra ocasión aquello de me gusta coger la guitarra y hacerle el milagro de una canción, decirle que todo mi sueño gira en torno suyo porque ella es mi amor. Este tema, Ding dong, las cosas del amor, era uno de los que sonaba a todo volumen en el coche de mi padre allá por el 99 y lo cantábamos a grito pelado. Disfrútenlo. Y sonrían. :)
Cuando alguien se marcha, los que se quedan tratan de atesorar recuerdos, fabricando una imagen a la que recurrir en momentos de tristeza, una especie de pañuelo, algo que nos acompañe y nos ayude a sentirnos menos solos. Craso error. Lo que conseguimos es mitificar a los muertos porque no nos interesa acordarnos de lo malo y, cuanto más recordamos a los que faltan como personas irremplazables, más duro nos resulta salir adelante en el vacío que nos dejan. En las etapas del duelo está la negación, la tristeza, el enfado y algo que no sé cómo se llamará, pero es la culminación del proceso (que puede durar décadas) y llega cuando uno se ha hecho una especie de llavero con sus recuerdos, un pequeño talismán que va contigo todos los días y al que sacas brillo con frecuencia, ante el pasmo de los que no saben de qué va esto de la muerte, y es una canción, una palabra, una película, un comentario o simplemente un pensamiento el que te hace recordar que tienes a esa persona contigo, que jamás se irá. Esto que suena tan absurdo es el único consuelo que te queda tras la putada de que alguien cercano fallezca. Es lo que hay.
En el proceso que en sí mismo supone buscar recuerdos para crear la imagen imborrable de la persona amada, hay una ayuda de dimensiones infinitas. Un hecho que parece mínimo pero que, incluso décadas después, es capaz de arrancar lágrimas a los ancianos que recuerdan a sus padres. Alguien me lo dijo un 17 de mayo y nunca lo olvidaré: verás cómo te gustará a partir de ahora que otras personas te hablen de él, lo conocerás en momentos en los que tú no estabas y eso te va a encantar. No ocurre muy a menudo pero cuando llegan esas aportaciones externas, una las coge y las guarda como una piedra preciosa, con cuidado porque no son recuerdos propios y pueden quebrarse con facilidad, y el viaje que han recorrido hasta llegar a tu conocimiento los hace especialmente valiosos.
Hace unos 5 años tuve un problema en un ojo y necesitaba resolverlo con urgencia. Por indicación materna, fui a la consulta de un antiguo amigo de mis padres, al que no conocía, y que resultó ser un hombre encantador que me atendió con amabilidad extrema, por ser vos quien sois. Cuando me estaba mirando la retina me dijo algo que no olvidaré: "¿Tú sabías que tu padre de pequeño quería ser director de cine? Siempre me acordaré de cuando éramos chavales y él me decía que quería ser director de cine." Tuve que hacer esfuerzos, dada la situación de mi ojo, para que no se me llenara de lágrimas. Y sonreí. Jamás olvidaré aquellas palabras.
Cumplo hoy con algo que va camino de ser una tradición: escuchar a Leonardo Favio en el día en el que se cumplen 8 años de un día aciago. Aunque, viéndolo ahora con cierta perspectiva, puedo decir que llevo 8 años recopilando recuerdos y sacándole brillo a mi amuleto personal, a mis vivencias y a las enseñanzas que llevo grabadas a fuego en la mente. Porque, no voy a negarlo, qué duro es todo esto, pero he alcanzado el momento en el que llevas a esa persona a todas partes en tu corazón y en tu mente. Ya hace años que nado sin flotador, voy en bicicleta yo solita sin ayuda, me como todo el plato de verduras y, qué cosas, me han llegado a gustar.
Por eso hoy puedo oir al argentino Leonardo Favio y reirme. Y aunque siempre siento un pellizco en el corazoncito al escuchar esta voz tanguera y un poco cavernosa, sonrío, sonrío pensando que en algún lugar, alguien también sonríe. Aquí está Favio con Carola, su guapísima mujer, a la que dedicó en otra ocasión aquello de me gusta coger la guitarra y hacerle el milagro de una canción, decirle que todo mi sueño gira en torno suyo porque ella es mi amor. Este tema, Ding dong, las cosas del amor, era uno de los que sonaba a todo volumen en el coche de mi padre allá por el 99 y lo cantábamos a grito pelado. Disfrútenlo. Y sonrían. :)
lunes, 12 de mayo de 2008
Defendiendo a Ramoncín
Dumont & Co.
Oficina de los casos perdidos.
Especialistas en abogacía del diablo.
Primer Cliente: Ramoncín.
Me llena de orgullo y satisfacción defender a mi representado porque es un caso de esos que suponen un reto y casualmente este fin de semana mi cliente ha sido objeto de chanzas y críticas que desmontaré de un plumazo. Casi que no le cobraré por este primer servicio, porque no ofende quien quiere sino quien puede.
Ramoncín es un personaje cuya evolución le ha llevado, de ser una especie de icono de la rebeldía, a ser un exponente del más grimoso pensamiento pro-establishment, políticamente correcto, de manera que a medida que su rostro se rejuvenecía y guapeaba a golpe de bisturí, su popularidad iba cayendo, incluso entre los círculos que defienden posturas como la suya. Nunca entenderé, anyway, por qué adoptando una actitud idéntica a la de otros coetáneos suyos, todos le consideran un personaje risible, mientras que a los otros los disculpan. Entiéndanme, no me da más asco Ramoncín que Loquillo (en cuanto a ciertos posicionamientos pro-SGAE), Víctor Manuel o el mismo Sabina, con el que Ramón tuvo un sonado enfrentamiento el año pasado. Pero todos nos creemos con derecho a pegarle collejas al Rey del Pollo Frito, es como el listo de la clase, ese buen chaval que intenta ser de los "guays" y acaba siempre recibiendo bofetadas. Nunca lo entenderé y es ahora, años después de haberle arrinconado en mi altar particular, cuando lo recupero y quiero que se haga justicia porque, tras mucho meditar, he empezado a entender muchas cosas.
Ramoncín empieza en los últimos 70 con un rock and roll sucio, sin demasiados referentes, con eso que podríamos llamar estilo propio. El hijo de los suburbios vallecanos que se vanagloria de sus orígenes y canta a los suyos, aunque posee esa inteligencia natural que le diferencia de sus vecinos y conciudadanos. Ramón se inventa personajes que pueblan su mundo gris y hediondo de canciones: Felisín el Vacilón, Mey la Lumi, el propio Rey del Pollo Frito, el Ángel de Cuero y demás. Actúa con la cara pintarrajeada, profiere consignas contestatarias y mea al público, lo que en plena transición le convierte en un cantante cuanto menos provocador. Luego llegará la movida madrileña, que no es más que la institucionalización política de una serie de movimientos estéticos que nada tienen de contra-culturales y en esa maraña de laca de pelo, chonis, travestis y petardeo, los rockeros (Burning, Leño, Ramoncín, Loquillo) quedan como un poco desfasados, personajes de cartón-piedra que en realidad resultan ser más listos que nadie y se limitan a ver pasar el cadáver de su enemigo. Ramoncín ve la oportunidad y hace suya la máxima "si no puedes contra ellos, únete a ellos", de manera que le compone Viejo como el dolor al alcalde Tierno Galván y se deja bautizar Angel de Cuero por Umbral. Con semejantes padrinos, cría fama y échate a dormir. Comienza el personaje prefabricado.
Hacia finales de los 80 el cantautor se ha operado la nariz y se ha vuelto serio, grave, adulto. Publica Fe ciega, uno de esos discos destinados a marcar un punto de inflexión en su carrera, con el que supongo que esperaba que todo el mundo reconociera que era un buen músico, pero patina. A canciones aceptables como Ayúdame o Fe ciega, se suman bodrios como Mujer de mar o Desde mi ventana, divertimentos poco valiosos como Bailando en la acera o ¿Dónde está tu sujetador? y reivindicaciones imposibles como Ese hombre de blanco o Forjas y aceros. El problema es que ya nadie quiere reivindicar nada y el disco es flojo, aunque el single Ayúdame funciona bien. Entonces Ramoncín hace lo que todos los santos grupos de este país (salvo contadísimas excepciones, véanse Radio Futura y El último de la fila, casualmente los que se han negado a volver) han hecho cuando necesitaban pasta: un disco en directo. Se cogen unos conciertos con sonido impecable abarrotados de fans, se elige un repertorio de himnos con el que es imposible fallar, una producción aseada y ala, a vender copias de la nada. Ramoncín al límite, vivo y salvaje le reporta cuantiosas ganancias al artista y, tras un último e insufrible disco en estudio que nadie, salvo yo, compró, Ramón se convierte en personaje mediático.
Más favorecido y locuaz que nunca, lo vemos desfilar con idéntica soltura por el plató de María Teresa Campos, por debates de todo tipo y color e incluso tiene su propio programa, el Lingo, del que derivará el Tocho Cheli y con todo ello el pobre Ramón se hace la ilusión de que la intelectualidad le ha acogido en su seno con los brazos abiertos. Pobre Ramón... Autoconvencido de ser un personaje respetable y respetado, se hace portavoz de causas varias y encabeza el movimiento pro-SGAE. No voy a entrar en detalles sobre esto porque sería largo y tedioso, pero la pandilla formada por Teddy Bautista, Ramoncín y Loquillo, entre otros, tuvo su momento mediático del que se desprendía que querían cobrar por todo: por que suenen sus canciones en los bares, por la descarga de temas... Y se hicieron abanderados del canon y detractores del intercambio de canciones. Bien. Yo, que estoy en contra del canon y me descargo 1001 discos (entre ellos, la discografía completa de Ramoncín hace poco), entiendo la postura de unos señores que, aunque siguen ganando muuuuucha pasta, ven cómo se les escurre parte del pastel entre las manos. Pero parece ser que de todos ellos, una vez más, el más abucheable era el Rey del Pollo Frito, contra el que la opinión pública comenzó una feroz campaña de insultos, burlas; lo que culminó en la famosa actuación de 2006 en el Viña Rock, cuando Ramón tuvo que retirarse ante una lluvia de cds y vasos rotos. ¡¡Vasos rotos!! ¿Se puede concebir una muestra más indignante de fascismo? Y el payaso de Sabina, diciendo que el problema de Ramoncín es que no vende nada. Claro, desde luego, que Sabina haga gárgaras en sus últimos lps y la gente los siga comprando es un milagro de la Providencia Divina, pero el de Úbeda debería plantearse que quizás no sea más que el resultado lógico del aborregamiento de nuestra sociedad. Vamos, que no es para reirse del que no vende y desde luego, jamás, JAMÁS, se puede apoyar que a nadie le echen de un escenario a cubatazo limpio. Por muy pesado que sea, por muy pesetero (¿quién no lo es en nuestra industria musical?) y por muy Ramoncín que sea.
Último capítulo. Ramoncín acaba de sacar su enésima recopilación de grandes éxitos. Una vez le oí decir que el problema de Lenny Kravitz es que con su discografía sale un doble lp de temas buenos. Igualito que le pasa al de Vallecas, al que vi este fin de semana en una entrevista, más amable y achantado que nunca. El mismo fin de semana que estaba yo escuchando un programa de la Ser, digo nombres y apellidos, señor Juez: Ser Digital, presentado por el necio Chema Lapuente, en el que hablaban del canon digital. Y no se les ocurre más argumentos para criticarlo (será que no hay, madre mía) que mencionar la palabra mágica: Ramoncín. Y la otra: Eduardo Bautista (aka Teddy). Y un colaborador unineuronal dice "¿Ramoncín? ¿Qué ha aportado Ramoncín? ¿Qué ha hecho? En su vida ha compuesto una canción que venda, nunca." No, claro, el Litros de alcohol que suena en todas las verbenas y pubs cutres que se precien, eso no vende, eso no lo conoce nadie, claaaaaro... A continuación el Lapuente añade "Bueno, y Eduardo Bautista, más de lo mismo. Creo que han hecho una canción conocida..." ¿Será el Get on your knees, un puto himno para los que amamos el soul? Madre mía... Y que a esta gente les paguen... Porque luego van los pavos y me dicen que el intercambio de canciones no empobrece a la industria, ¡que no la empobrece! Vamos a ver, no seamos cínicos, una cosa es que nos bajemos discos porque el sueldo no da para más y otra muy distinta es que nos creamos que todo es bonito y la industria es boyante. Que no digo yo que la crisis de la venta de discos venga por culpa nuestra, pero vamos... Y cierran la espectacular actuación diciendo que los conciertos sostienen a la industria. No te jode, por eso pago 80 euros por ver a Bunbury, 30 por Manolo García, 90 por Springsteen... Genial.
Pero bueno, al margen de todo esto, yo pido que dejen en paz a Ramoncín. Que nunca le estaré lo suficientemente agradecida por haberme regalado Estamos desesperados, La chica de la puerta 16, Calles oscuras, Reina de la noche, Ayúdame, Por ti me he vuelto loco, Canciones desnudas, Como un susurro, Al límite y mil temas más... Que escuchar a Ramón hablar de anécdotas de los 80 con sus contemporáneos es una delicia que no tiene precio, gracias a su impresionante memoria y su amenidad. Que si cobraba o no por el supuesto trabajo desinteresado en la SGAE, no es más que problema de la SGAE. Otro día contaré cómo me hice con su discografía, pero hoy sólo quiero que nuestro bufete agilice los trámites para que a este señor le dejen vivir. Que los hay igual de patéticos, que se ríen en nuestra cara y encima les aplaudimos. Un poco de seriedad.
Ahí queda eso. Como un susurro.
RAMONCÍN: COMO UN SUSURRO
viernes, 9 de mayo de 2008
Once años sin ti
BURNING: UNA NOCHE SIN TI
El otro día tuve un presentimiento y acerté. A veces sucede, pero sólo a veces. Mejor dicho, me equivoqué tan sólo en dos días. El caso es que tal día como hoy, 9 de mayo, en 1997, fallecía Pepe Risi, la mitad de los Burning, un grupo decisivo en el rock and roll español de finales de los 70, primeros 80 (aunque siguieron publicando hasta los 90 pero ya no eran decisivos) y, por qué no, fundamentales de alguna manera para entender la música cantada en nuestro idioma.
Los Dumont siempre hemos sido muy rockeros, es algo que corre por nuestras venas y contra lo que no queremos ni podemos luchar. Por eso la primera vez que escuché a los Burning, mi piel adolescente se estremeció de placer y desde entonces les tengo un enorme cariño, aunque como decía los últimos discos ya no eran lo mismo. Yo creo, si no me equivoco, que lo primero que sonó en mi radiocassette era aquello de cambia la televisión por una noche de pasión y olvídate de casi todo, que alguien te invite a respirar, precedido del inevitable saludo mágico: buenas noches y bienvenidos a una larga noche de rock and roll.... Era el directo que publicaron en el 90, que demostraba que la veteranía es un grado y que por mucho que nos hayamos intentado refinar en nuestro país, el cuero y las patillas han estado presentes en multitud de momentos. Retomando unas palabras del propio Risi, que Loquillo mencionó en su homenaje póstumo: no te cabrees con los que no aman el rock and roll, no tienen ni puta idea...
Loquillo decía en Las calles de Madrid que Pepe Risi mató el silencio en las calles de la capital y es que el barcelonés, ya lo hemos comentado en otras ocasiones, es muy amigo de sus amigos y siente veneración hacia todos los que le han aportado algo. Él cantó el himno Qué hace una chica como tú en un sitio como éste en su disco entre amigos Compañeros de viaje (en el mismo 97), igual que se subió al escenario a cantar Jim Dinamita en el disco en directo y siempre ha reivindicado la figura de este dúo, que se rompió hace 11 años. Madre mía, 11 años ya... Si algo bueno tienen los Burning, precisamente en contraposición al Loco, es que siempre fueron humildes. Los chicos del barrio de la Elipa que un día quisieron ser como Chuck Berry y afinaron sus guitarras, compusieron letras chulescas y divertidas, y no aspiraron más que a hacer felices a los que iban a verles, sin entrar en aburridas digresiones ni compromisos ni historias por el estilo. Y sin embargo, de ellos bebieron muchos dignos sucesores, desde Los Enemigos o los mismísimos MClan hasta coetáneos como Leño, Rosendo, Sabina o Ramoncín. Nunca vimos perder la sonrisa y la amabilidad a Johny ni a Pepe, por eso cuando saltó la noticia el 9 de mayo del 97, todos sentimos una punzada de dolor, porque se marchaba un pilar de nuestro rock y sobre todo, perdíamos a un amigo, a una de esas personas entrañables. Más tarde vendría un infumable disco en directo, un homenaje de todos sus amigos en los que casi nadie estuvo a la altura (a Antonio Vega le dejaron la mejor canción y no se le oía, Loquillo volvió con el Qué hace una chica como tú y olía a repetido) pero quedó como un testimonio de gratitud.
El pasado verano visitaba yo con mi círculo de amistades la bonita ciudad de Pontevedra y héte aquí que a las 8 de la tarde había un concierto de rock, en el contexto de unas fiestas patronales. Cuando me acerqué, estaban tocando Los Del Tonos, el pobre Hendrik se esforzaba ante un público compuesto por un niño y una abuela despistada... El plato fuerte vino de noche, cuando tras la cena por curiosidad nos acercamos a ver qué concierto estaba a punto de empezar... ¿y qué se escuchó? Buenas noches y bienvenidos a una larga noche de rock and roll... Sin palabras. Tuve la sensación de ver a alguien que ha perdido a su pareja, Johny me pareció un viudo en el escenario, impertérrito con sus gafas de sol y su ropa negra, y sentí ganas de abrazarle y decirle que yo también echaba de menos a Pepe. La lluvia hizo suspender la actuación al cabo de tres canciones, pero nunca olvidaré aquel momento porque, amiguitos, aquel cincuentón formaba parte de los anales del rock y estábamos viviendo un trocito de historia.
He estado meditando qué canción compartir para recordar a Pepe Risi y, aunque me ha resultado difícil elegir, he optado por lo obvio: Una noche sin ti. Por la simbología de su título y porque es una de las baladas más conmovedoras del rock cantado en español, retomada luego por otros grandes como Andrés Calamaro pero siempre me quedaré con la versión de los Burning. Por once años de ausencia y por casi 19 de buenos momentos.
El otro día tuve un presentimiento y acerté. A veces sucede, pero sólo a veces. Mejor dicho, me equivoqué tan sólo en dos días. El caso es que tal día como hoy, 9 de mayo, en 1997, fallecía Pepe Risi, la mitad de los Burning, un grupo decisivo en el rock and roll español de finales de los 70, primeros 80 (aunque siguieron publicando hasta los 90 pero ya no eran decisivos) y, por qué no, fundamentales de alguna manera para entender la música cantada en nuestro idioma.
Los Dumont siempre hemos sido muy rockeros, es algo que corre por nuestras venas y contra lo que no queremos ni podemos luchar. Por eso la primera vez que escuché a los Burning, mi piel adolescente se estremeció de placer y desde entonces les tengo un enorme cariño, aunque como decía los últimos discos ya no eran lo mismo. Yo creo, si no me equivoco, que lo primero que sonó en mi radiocassette era aquello de cambia la televisión por una noche de pasión y olvídate de casi todo, que alguien te invite a respirar, precedido del inevitable saludo mágico: buenas noches y bienvenidos a una larga noche de rock and roll.... Era el directo que publicaron en el 90, que demostraba que la veteranía es un grado y que por mucho que nos hayamos intentado refinar en nuestro país, el cuero y las patillas han estado presentes en multitud de momentos. Retomando unas palabras del propio Risi, que Loquillo mencionó en su homenaje póstumo: no te cabrees con los que no aman el rock and roll, no tienen ni puta idea...
Loquillo decía en Las calles de Madrid que Pepe Risi mató el silencio en las calles de la capital y es que el barcelonés, ya lo hemos comentado en otras ocasiones, es muy amigo de sus amigos y siente veneración hacia todos los que le han aportado algo. Él cantó el himno Qué hace una chica como tú en un sitio como éste en su disco entre amigos Compañeros de viaje (en el mismo 97), igual que se subió al escenario a cantar Jim Dinamita en el disco en directo y siempre ha reivindicado la figura de este dúo, que se rompió hace 11 años. Madre mía, 11 años ya... Si algo bueno tienen los Burning, precisamente en contraposición al Loco, es que siempre fueron humildes. Los chicos del barrio de la Elipa que un día quisieron ser como Chuck Berry y afinaron sus guitarras, compusieron letras chulescas y divertidas, y no aspiraron más que a hacer felices a los que iban a verles, sin entrar en aburridas digresiones ni compromisos ni historias por el estilo. Y sin embargo, de ellos bebieron muchos dignos sucesores, desde Los Enemigos o los mismísimos MClan hasta coetáneos como Leño, Rosendo, Sabina o Ramoncín. Nunca vimos perder la sonrisa y la amabilidad a Johny ni a Pepe, por eso cuando saltó la noticia el 9 de mayo del 97, todos sentimos una punzada de dolor, porque se marchaba un pilar de nuestro rock y sobre todo, perdíamos a un amigo, a una de esas personas entrañables. Más tarde vendría un infumable disco en directo, un homenaje de todos sus amigos en los que casi nadie estuvo a la altura (a Antonio Vega le dejaron la mejor canción y no se le oía, Loquillo volvió con el Qué hace una chica como tú y olía a repetido) pero quedó como un testimonio de gratitud.
El pasado verano visitaba yo con mi círculo de amistades la bonita ciudad de Pontevedra y héte aquí que a las 8 de la tarde había un concierto de rock, en el contexto de unas fiestas patronales. Cuando me acerqué, estaban tocando Los Del Tonos, el pobre Hendrik se esforzaba ante un público compuesto por un niño y una abuela despistada... El plato fuerte vino de noche, cuando tras la cena por curiosidad nos acercamos a ver qué concierto estaba a punto de empezar... ¿y qué se escuchó? Buenas noches y bienvenidos a una larga noche de rock and roll... Sin palabras. Tuve la sensación de ver a alguien que ha perdido a su pareja, Johny me pareció un viudo en el escenario, impertérrito con sus gafas de sol y su ropa negra, y sentí ganas de abrazarle y decirle que yo también echaba de menos a Pepe. La lluvia hizo suspender la actuación al cabo de tres canciones, pero nunca olvidaré aquel momento porque, amiguitos, aquel cincuentón formaba parte de los anales del rock y estábamos viviendo un trocito de historia.
He estado meditando qué canción compartir para recordar a Pepe Risi y, aunque me ha resultado difícil elegir, he optado por lo obvio: Una noche sin ti. Por la simbología de su título y porque es una de las baladas más conmovedoras del rock cantado en español, retomada luego por otros grandes como Andrés Calamaro pero siempre me quedaré con la versión de los Burning. Por once años de ausencia y por casi 19 de buenos momentos.
lunes, 5 de mayo de 2008
It´s a hard work
RAPHAEL: LA CANCIÓN DEL TRABAJO
Le da las gracias Marisa Paredes en un momento de La flor de mi secreto a Joaquín Cortés porque, a pesar de ser un chorizo, le permite dejar de pensar compulsivamente en el hombre que la ha abandonado. "Hace por lo menos diez minutos que ya no pienso en él", le dice. Eso hoy en día se llama desconectar y vuelve una a la carga un durísimo lunes en el que despertar es un suplicio doloroso con la mente totalmente en blanco, desprovista de recuerdos y de pensamientos cotidianos. Me siento como si me hubieran lavado el cerebro y me gusta la sensación, porque durante unos días he arrinconado ciertas ideas absurdas que entorpecían mi actividad cerebral y he olvidado ciertas caras que aparecen con excesiva frecuencia en mi cabecita. Una vez reincorporada a la rutina laboral, las cosas importantes han ido volviendo pero las que no me procuraban más que desgaste emocional se han quedado atrás, espero que para un tiempo largo, con suerte más de diez minutos.
Una de las noticias intrascendentes que he leído es que uno de mis ídolos personales cumple hoy años y no podía dejar de hacerle un homenaje de andar por casa... Cuando yo empecé a escuchar a Raphael, todavía no se había producido la resurrección que, gracias a Alaska o Bunbury, ha convertido en mega-moderno al que un día fuera ruiseñor del Generalísimo... En fin, cosas de las modas y lo kitsch y esas tonterías. Tampoco es cuestión de colgarse medallas, es sólo que nunca pude imaginar que este señor tenía una colección de canciones yeyé tan increíbles y divertidas. Hace unos 9 años compré un single suyo por 100 pesetas (!) y ahí empezó todo.
No busquen explicaciones sesudas ni lean entre líneas. Raphael es divertido, muchísimo, y es una de esas figuras que, como se suele decir, llena un escenario con su personalidad arrolladora. Eso es todo. Y en el día en que Rafael Martos cumple 63 años, quiero recordar una de sus mejores canciones, La canción del trabajo; un hit imprescindible en fiestas mods y soul y un trallazo de esos que te arrastran a la pista aunque estés agotado después de toda una noche. Y todo esto me trae muchos recuerdos de risas, como la vez en que escuchaba a Raphael en mi coche y un gorrilla me contó que era del pueblo de su padre, "y al padre lo fiaban en el bar porque estaba allí metido siempre, ¿sabe usted?"... o cuando fuimos a verle no hace mucho y alucinamos con su directo y le pusimos esta canción a una amiga al teléfono... o cuando vi aquel engendro que era Doctor Jeckyll y Mister Hyde... o cuando me regalaron un disco dedicado y personalizado por él...
En resumen, por todo esto y porque el trabajo nace con la persona, va grabado sobre su piel..., disfruten del enorme Raphael y que nos acompañe muchos años más.
Le da las gracias Marisa Paredes en un momento de La flor de mi secreto a Joaquín Cortés porque, a pesar de ser un chorizo, le permite dejar de pensar compulsivamente en el hombre que la ha abandonado. "Hace por lo menos diez minutos que ya no pienso en él", le dice. Eso hoy en día se llama desconectar y vuelve una a la carga un durísimo lunes en el que despertar es un suplicio doloroso con la mente totalmente en blanco, desprovista de recuerdos y de pensamientos cotidianos. Me siento como si me hubieran lavado el cerebro y me gusta la sensación, porque durante unos días he arrinconado ciertas ideas absurdas que entorpecían mi actividad cerebral y he olvidado ciertas caras que aparecen con excesiva frecuencia en mi cabecita. Una vez reincorporada a la rutina laboral, las cosas importantes han ido volviendo pero las que no me procuraban más que desgaste emocional se han quedado atrás, espero que para un tiempo largo, con suerte más de diez minutos.
Una de las noticias intrascendentes que he leído es que uno de mis ídolos personales cumple hoy años y no podía dejar de hacerle un homenaje de andar por casa... Cuando yo empecé a escuchar a Raphael, todavía no se había producido la resurrección que, gracias a Alaska o Bunbury, ha convertido en mega-moderno al que un día fuera ruiseñor del Generalísimo... En fin, cosas de las modas y lo kitsch y esas tonterías. Tampoco es cuestión de colgarse medallas, es sólo que nunca pude imaginar que este señor tenía una colección de canciones yeyé tan increíbles y divertidas. Hace unos 9 años compré un single suyo por 100 pesetas (!) y ahí empezó todo.
No busquen explicaciones sesudas ni lean entre líneas. Raphael es divertido, muchísimo, y es una de esas figuras que, como se suele decir, llena un escenario con su personalidad arrolladora. Eso es todo. Y en el día en que Rafael Martos cumple 63 años, quiero recordar una de sus mejores canciones, La canción del trabajo; un hit imprescindible en fiestas mods y soul y un trallazo de esos que te arrastran a la pista aunque estés agotado después de toda una noche. Y todo esto me trae muchos recuerdos de risas, como la vez en que escuchaba a Raphael en mi coche y un gorrilla me contó que era del pueblo de su padre, "y al padre lo fiaban en el bar porque estaba allí metido siempre, ¿sabe usted?"... o cuando fuimos a verle no hace mucho y alucinamos con su directo y le pusimos esta canción a una amiga al teléfono... o cuando vi aquel engendro que era Doctor Jeckyll y Mister Hyde... o cuando me regalaron un disco dedicado y personalizado por él...
En resumen, por todo esto y porque el trabajo nace con la persona, va grabado sobre su piel..., disfruten del enorme Raphael y que nos acompañe muchos años más.
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