lunes, 5 de julio de 2010

Sólo apto para bailar

THE TING TINGS: THAT'S NOT MY NAME
They call me quiet girl but I'm a riot


Los que me conocen saben que soy detractora del Ipod y precisamente porque tengo uno y he comprobado en mi “ca'nnes” que el triunfo de este aparatito no es más que el resultado de una brillante macrocampaña de marketing. ¿Por qué “mola” tener Ipod? No lo sé pero el mundo es así, hoy en día millones de personas contribuimos a engrosar las arcas de Apple.

Saliéndonos del tema Ipod, que poco me interesa hoy comentar sus (pocas) virtudes y sus (muchas) desventajas, hay millones de personas hoy en día que caminan escuchando música por la calle. Yo, que me he resistido durante tiempo a esto, hice hace poco un ejercicio de memoria y sinceridad y me recordé con las orejas “encasquetadas” desde hace muchos años, desde que recibí un walkman de un amigo de mis padres en mi Comunión. He llegado a llevar discman por la calle y por motivos laborales y de logística, hacía tiempo que no consumía música en movimiento, bien es cierto. Y conste que no me gusta aislarme del mundo, se pierde uno grandes conversaciones en el autobús o corre el peligro de no oir a alguien que le llama a gritos, por no hablar de distracciones que pueden acabar con la propia integridad física.

Pero hay algo indudable y es que cuando se escucha música mientras se camina, parece que estemos en un videoclip y, si la canción es la apropiada, uno se ve haciendo unas coreografías que ya quisieran Lady Gaga o los musicales aquellos en los que de repente una calle entera empieza a bailar y a cantar. Al menos a mí me pasa. Supongo que esto enlaza con la tradición de bailar y cantar en casa pero aquí no estoy entre mis cuatro paredes con lo cual debo reprimir mis instintos (más de lo normal).

Tengo una lista de reproducción en mi Ipod color púrpura que he bautizado con el nombre de “moderno”, pero sin pretensiones, únicamente es una nomenclatura funcional y comprensible si tenemos en cuenta que en mi reproductor conviven Britney Spears y Lola Flores. El caso es que el viernes caminaba yo de buena mañana y me puse la lista “moderno”, que hace tiempo que no escuchaba, y noté cómo se me iban los pies. Creo que algún transeúnte llegó a verme y desvió la mirada haciendo como que no pasaba nada, lanzándome algún vistazo de reojo mientras el semáforo se ponía en verde. Y no es que yo me pusiera en plan Beyoncé Knowles pero sí que casi de manera imperceptible mis caderas y mis manos oscilaban al ritmo de este dúo británico que hicieron un primer disco hace un par de años, We started nothing, repleto de singles geniales como este That’s not my name. Leo en internet que están preparando su nuevo disco, grabado en Berlín y con título en alemán, Kunst, que significa arte. Pues vale. De momento nos quedamos con este trallazo que, si es apropiado para un viernes en el que casi todo nos recuerda que está por venir el fin de semana, bien puede levantar un lunes que empieza con mucho agotamiento y demasiada luz del sol en las pupilas.

Feliz lunes.

PD: y sirva también como homenaje silencioso a esa persona que en mitad de la noche del sábado me preguntó, ¿te llamabas Menchu? Nooo, that’s not my name. Margaret, por favor. ;)

PD2: por alguna razón ("por solicitud", dicen) no se puede insertar el vídeo el Youtube así que pueden ustedes entrar directamente a verlo en este link. Gracias. :)

http://www.youtube.com/watch?v=IN4YMli-Esw

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