Aprendí, aunque vengan vientos de Levante no hay que correr
Hoy va de reciclaje la cosa y me van a permitir que emule a Cela y utilice mis propios escritos pero es que ésta es la historia de una crónica que nunca llegó a publicarse, por "problemas técnicos" y oigan, no me la voy a guardar para siempre. Y además, es una excusa perfecta para compartir Vendaval, mi canción favorita de Manolo Tarancón, del que hablaré otro día. Y también, por qué no, aprovechamos y escuchamos algo más del Manifiesto desastre de Nachete.
Hrrmmm, carraspeo y me pongo seria, que yo cuando trabajo no bromeo. :)
Manolo Tarancón y Nacho Vegas.
Sala Mirror, 4 de abril de 2009.
Sala Mirror, 4 de abril de 2009.
Cosas que se pueden hacer un sábado por la noche con 17 euros: cenar más o menos decentemente; tomarse dos cubatas; ir al cine acompañado; comprar un libro y leértelo… o ir a un concierto de alguien que te la sopla y hablar a voz en grito con tus amigos molestando al personal. O peor, ir a un concierto de alguien cuyas canciones te sabes (así que presuponemos que te gusta) y hablar a voz en grito con tus amigos molestando al personal, en lugar de quedarte en tu casa con esos mismos amigos y ponerte el disco de fondo… El ser humano es imprevisible y el público valenciano, más aún.
Proferido el inevitable gruñido, porque la mala educación de muchos no tiene nombre, empezaré por el final, diciendo que probablemente Nacho Vegas ofreciera el sábado 4 de abril una de sus mejores actuaciones hasta la fecha, al menos en Valencia. El gijonés está de gira sin Las Esferas Invisibles pero su nueva banda suena afinada y engrasada como si le hubieran acompañado siempre. Abrió el concierto La plaza de la Soledá, dando paso a un repertorio en el que todos sus discos estuvieron presentes en mayor o menor medida, excepto el Verano fatal. Y todo sonaba a nuevo, lo que hace pensar en una labor de reinterpretación buscando la belleza de las canciones, quizás más que la promoción de El manifiesto desastre, que no es ni mucho menos el mejor trabajo de Vegas. Impertérrito y menos locuaz de lo habitual, oculto tras una maraña de pelo, Nacho cedió el protagonismo en ciertos momentos a sus músicos y, cuando por fin se callaba el gallinero, se vivieron destellos de magia como los de Ocho y medio. El asturiano mostró una voz potente que se elevaba sobre guitarrazos y distorsiones, como en El tercer día, Dry Martini o Perdimos el control, y se tornó seductora y vibrante para acompañar el country amable de Crujidos, Que te vaya bien Miss Carrusel o Detener el tiempo. Impecables sonaron Días extraños, Secretos y mentiras y Un desastre manifiesto y, como viene siendo habitual, el público bailó y coreó, manos en alto, El hombre que casi conoció a Michi Panero, en la que Vegas estuvo acompañado de un inaudible Manolo Tarancón (por cierto, ¿dónde estaba Nacho cuando Tarancón cantó Super Ocho, el dúo de ambos incluido en el disco de éste último?).
Al valenciano le tocó la desagradecida labor de telonero y ofreció al público su principal aval, la sinceridad o lo que es lo mismo, la ausencia de poses. Sin hacer grandes canciones y siempre con el inevitable tufillo a Quique González, Tarancón cuenta con un repertorio más que decente e incluso tiene canciones preciosas como Vendaval. El público, aunque charlatán, le respetó y aplaudió algunos de sus temas lo que, en los tiempos que corren, es casi un triunfo. Y si no, que se lo digan a Nacho Vegas, que llenó la sala pero, vuelvo al principio, no pudo evitar que ciertas conversaciones se oyeran a veces por encima de sus versos. Por cierto, que con una sala abarrotada y un elevado porcentaje de féminas espectaculares coreando estribillos y ejecutando bailes sensuales buscando la mirada del asturiano, sorprende que alguien todavía se atreva a llamarle “maldito”.
Fin de la crónica que nunca vio la luz. Si alguien la quiere reproducir tiene mi permiso, citando su autoría, of course. Y si alguien tiene ofertas de trabajo, diríjanse a margadelmonte@yahoo.es jejeje... :)
Manolo Tarancón: Vendaval (Más allá de uno mismo, 2008)
Nacho Vegas: Un desastre manifiesto (El Manifiesto Desastre, 2008)
4 comentarios:
Manolo Tarancón, y valenciano. Brrr. Tiene nombre de fallecido conseller de cultura. ¿Condicionante?
Más bien "hijo de", a mí no me condiciona y a él parece ser que tampoco, como buen hijo. A mí personalmente me resbala.
Navegando por ahí me ehe encontrado este post. Para empezar gracias por lo que dices de mis canciones, justo ahora hemos acabado de grabar el tercer disco.
He alucinado con el anónimo..desde luego, qué mal gusto. Gracias por la contestación, Margaret. Ni te imaginas la de veces que injustamente he tenido que soportar ese panorama...
Manolo
Vaya, qué honor...
Me imagino lo que dices, he tenido conversaciones sobre ese tipo de prejuicios más de una vez y en fin... aún podía haber sido más contundente en la respuesta pero para qué darles bola ¿no? ;)
Esperaré al tercer disco. :)
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