domingo, 1 de agosto de 2010

Tierno verano de festivales y azoteas

LOS ILEGALES: SOY UN MACARRA
Oye tú, tú que me miras, ¿es que quieres servirme de comida?


Paradojas de la vida, a veces hace falta irse de vacaciones para completar tareas pendientes y es que yo, queridos amigos de mis entretelas, les debo una explicación y dos crónicas, aunque ustedes no lo sepan. Y es que con el verano han llegado los festivales, aunque ya me creía jubilada, y con ellos una serie de anécdotas, canciones y bromas privadas que han configurado una primera etapa del estío ciclotímica, llena de momentos altos y bajos, de pérdidas laborales, fachadas desconchadas y risas a pleno sol con un mojito en la arena. En fin, allá vamos y para ello hablaremos de hitos informativos, lo que en cursos de comunicación y agencias remilgadas vienen a ser los highlights o los "temas" que se pueden destacar para hacer que algo (evento, institución, empresa) sea noticiable. Cosas de la comunicación corporativa...

Para no aburrirles con una sobredosis, empezaremos hoy con el FIB 2010, o de cómo conseguir unas entradas VIP caídas del cielo, planear un festival en 24 horas y abandonar el recinto presa de fiebre la última noche. Aquí van mis hitos, como verán muy personales y subjetivos, abiertos a cualquier discusión.


1. Me gustaría hablar de un FIB de transición, de la crisis y de todas esas cosas pero amiguitos, me temo que esto ya no es lo que era... Y no es que no me fíe de Vince Power, que para algo es el dueño de Reading, pero el festival dista mucho de otras ediciones, en cuanto a cartel, instalaciones, público...

2. Programas de mano a 10 euros y NADA que anuncie horarios de conciertos en kilómetros a la redonda... La picaresca española nos hace agudizar el ingenio y recurrimos a fotografiar los horarios que algún alma caritativa se ha garabateado de alguna otra alma igualmente desprendida. ¿Es de recibo pagar 150 euros para no tener ni una referencia de lo que se cuece dentro del recinto?

3. Antonio Luque fue, por aclamación popular y criterios absolutamente dumontianos, lo mejor del festival. Con unas pruebas de sonido sólo 5 minutos antes del concierto, un directo más que convincente y un look como si hubiera estado en la Isla de los Famosos. Impresionantes sus casi 2 metros de altura y su barba...

4. Ya hace mucho tiempo que el FIB es patrimonio del paisanaje inglés, esos que son insufribles en su país y se vuelven absolutamente asesinables cuando vienen aquí. Torsos sudados al desnudo (llámenme fina, en fin...), borracheras de las que hacen perder la consciencia, gritos animales... Lo peor de todo es que les confeccionan el cartel a su medida y ni siquiera les importa porque ellos, amiguitos, vienen a España a beber y cometer animaladas, aparecen tarde en los conciertos y se la trae al pairo quién está ganándose el pan sobre el escenario.

5. Cuando el festival es pasto del rebaño británico se produce una solidaridad empática hacia los autóctonos muy curiosa, que se resume en un trato de favor incluso entre el personal del evento que, no nos vamos a engañar, se acentúa si las aborígenes en cuestión son féminas: "españolas, pasad, os colamos, tomad cerveza, os hacemos sitio...¿tenéis novio?" En otro momento habría renegado de esta campechanía con tintes de palurdez alfredolandiana (a la inversa) pero debo confesar que me enterneció notablemente. Será la edad. :)

6. Siguiendo la tendencia hace un par de ediciones, al festival van clásicos imprescindibles de la música patria que, aunque estén pelín desubicados, atraen a los nacionales aunque con esto no nos compra, Mr. Power. Tras haber visto sudar en el festival a Kiko Veneno y Josele Santiago, este año era el turno de Los Ilegales, que concentraron sus éxitos más conocidos en una brillante actuación de una hora. Abrimos el capítulo de anécdotas personales y es que, más tarde, en la zona VIP, Jorge Martínez, con su polo Fred Perry y sus fibrosos casi 2 metros de estatura, nos dijo que estábamos "muy bien fabricaditas" y nos pidió un trío para su vuelta a Valencia. Además de confesarnos que Josele Santiago canta tan "lento" que en el directo de despedida de los Enemigos estuvo a punto de darle unas pantuflas, "para que estuviera cómodo". Viva el rocanrol, señores.

7. Crónica de ambiente. Novedades en el festival que nos llamaron sobremanera la atención, junto al tema de cobrar por los horarios: ya no hay carpas pequeñas, ahora Fiberfib y Fibclub son escenarios al aire libre, lo que se agradece por el calor que hacía pero no parece muy buena idea en vista de la "solana" que cae a la hora de los primeros conciertos. Ya no hay patrocinadores fuertes (adiós a Mustang y Vodafone), ahora es el turno de Jack Daniels y Doctor Martens. El mercadillo se ha reducido a tres tristes puestos y, señoras y señores, bienvenidos a la feria porque hay dos atracciones, no una sino dos, en el recinto que se supone oasis de melómanos que buscan sonidos diferentes, indies... Paparruchas, ahora los gafapastas pueden subirse a una especie de pulpo gigante a la entrada y una imitación de Ave Fénix (Terra Mítica rules) en la zona del (antiguamente) mítico Escenario Verde.

8. Ya no existe la zona de prensa, referente imprescindible no sólo para los que hemos trabajado alguna vez cubriendo el festival sino para encontrar a los amigos, la peña de Valencia, en fin... ha muerto aquello de "nos vemos en la puerta de prensa", que quedaba por cierto a la derecha del escenario, por la parte delantera. Ahora se ha unido la zona VIP (¿realmente conocen a alguien que pague 300 pavos por un supuesto trato de privilegio?) al backstage y el área se completa con una raquítica carpa para la prensa, amén de integrar la antes mítica piscina de artistas que estaba en el igualmente legendario backstage. Probablemente Vince ha pensado en unificar costes y por tanto reducir la factura juntando todo en un sitio que está muy bien y tiene sillas de Patricia Urquiola, pero ni precios reducidos como antaño, ni ves los conciertos, porque también han pasado a mejor vida las gradas para prensa y VIPs. Supongo que el backstage habrá pasado a ser estrictamente un lugar de camerinos y quizás alguna mini barra para artistas, con lo que se cierra una etapa de anécdotas y chismorreos sobre una zona enigmática, a medio camino entre la verdad y la leyenda...

9. Por si no lo saben, éste ha sido con toda certeza uno de los peores carteles de la historia de Benicàssim. Como he dicho antes, me gustaría pensar que son cosas de la crisis y que todo volverá a su ser. Me río ahora del muy criticado (por mí la primera) cartel del décimo aniversario que, oigan bien, tenía a gente como Robert Wilson o Arthur Lee. Escuetamente (y luego entenderán por qué), les cuento conciertos vistos y disfrutados: Two Door Cinema Club, The Clientele, PIL, Ian Brown, Ilegales, Señor Chinarro. Luego están los Vampire Weekend, que eran un cabeza de cartel y todo eso y que a mí me sonaron a cosas oídas cientos de miles de veces antes. A Gorillaz no los vimos por culpa de la fiebre dominical y Ray Davies y Charlotte Gainsbourg tampoco contaron con nuestra asistencia por motivos laborales. Si a eso le suman que, ingenuas, fuimos sin horarios y deambulamos desorientadas por el recinto gran parte de los días, pues eso, sale un balance muy mejorable de música.

10. Servidora hace muchos años que no paga por ir al FIB pero ya pensaba que me había retirado de los festivales. Por eso, cuando de repente te caen dos invitaciones que resultan ser pases VIP, cuando el cartel no te interesa prácticamente nada, cuando tienes la comodidad de un hotelito y acceso a una zona con piscina, ves las cosas desde otra óptica. Y llegan la playa, las conversaciones íntimas entre amigas, la paella para guiris, las jarras de sangría, el tapeo por Benicàssim, la juerga nocturna por un antro sixties del pueblo muuuy recomendable, las risas, las cervezas y mojitos en la arena antes de comer, alargar la tarde en la piscina VIP mientras "de fondo" oyes tocar a alguien... Cosas que pensé que no haría (entre otras cosas no me gusta la sangría) pero que te hacen ver la vida y un verano extraño de otra manera.

Y aunque en el hotel, a media tarde y preparándonos para comernos la noche, sonaba Burt Bacharach, no puedo evitar traerles hoy un clásico del rocanrol patrio que, los que me conocen lo saben, es mi verdadera vocación. Próximamente les hablaré del Lowcost. :)

1 comentario:

Franck dijo...

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Franck
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