martes, 24 de abril de 2007

NECROLOGICA

UNA MÁS EN EL CAMAROTE 58





Ya, ya sé que la idea era hablar de canciones, pero la referencia a la muerte de esta actriz era obligada, no me he podido resistir. Además, parece ser que estaba muy vinculada a Broadway, con lo cual, lo cogemos por los pelos. Y si no, ¡qué demonios! ¡¡Ella estuvo cerca del camarote de Groucho Marx!! :)


JAVIER MEMBA - elmundo.es
Kitty Carlisle, actriz, nació el 3 de septiembre de 1910 en Nueva Orleáns (Luisiana, EEUU) y murió en Nueva York el 17 de abril de 2007.

Parece ser que en su juventud Kitty Carlisle fue pretendida por el mismísimo George Gershwin. Al menos eso solía contar esta actriz y valedora infatigable de la cultura estadounidense fallecida el 17 de abril a los 96 años a consecuencia de una neumonía que venía arrastrando desde las pasadas navidades.

En sus tiempos, cuando Gershwin le pidió en matrimonio, Kitty se codeaba con Irving Berlin, Kurt Weill, Oscar Hammerstein, Frederick Loewe y el resto de los grandes del Tin Pan Alley, el sonido de Broadway por excelencia.

Fueran o no ciertas las pasiones que la joven Kitty inspiraba en el Nueva York anterior al 'crack' de Wall Street, de lo que no hay duda es de que esta joven actriz fue una de las que pasaron las estrecheces del famoso camarote de los hermanos Marx en 'Una noche en la Ópera' (1935). No hay duda, su creación de Rosa Castaldi en aquella maravilla de Sam Wood fue el personaje que convirtió a esta intérprete de breve filmografía en merecedora del culto cinéfilo.

Nacida en el seno de una familia de la burguesía judía de Nueva Orleans, el padre de Kitty fue un ginecólogo que falleció cuando ella sólo tenía 10 años mientras su madre —una mujer notable— soñaba con brillar en la alta sociedad gentil. Con el deseo de casarla con algún miembro de la realeza del Viejo Continente envió a Kitty a ampliar estudios en Europa. Corría por aquel entonces el año 1921 y la joven era una de esas 'flapper' alegres, desinhibidas y modernas de las que habló Scott Firtzgerald. Nada que ver con los planes que su progenitora tenía para ella.

De nuevo en Estados Unidos, Kitty Carlisle se da a conocer como intérprete de operetas en Broadway. The Rape of Lucretia (1932), de Benjamin Brittens fue el primero de aquellos títulos. Murder at the Vanities, un musical dirigido en 1934 por Mitchell Leisen, supuso su debut frente a las cámaras. En mayor o menor medida la filmografía de la actriz habría de desarrollarse siempre dentro de los parámetros de este mismo género. Así, compartió cartel con Bing Crosby en She Loves Me Not (Elliott Nugent, 1934) y Here is my Heart, que Frank Tuttle dirigió ese mismo año.

Tras la ya citada colaboración con Wood, la actividad cinematográfica de Kitty se interrumpió hasta la siguiente década. Cuando regresó en 1943 se puso a las órdenes de Edward C. Lilley para protagonizar 'Lacerny with Music'. Tras aquel nuevo musical no volvería a trabajar para el cine hasta que en 1987 fue reclamada por Woody Allen para interpretarse a sí misma dando vida a una de las cantantes de 'Radio Days'.

Aunque debutó en el Metropolitan Opera de Nueva York en 1967, Kitty Carlisle alcanzó la popularidad en la pequeña pantalla merced a su colaboración, prolongada a lo largo de varias décadas, en el concurso 'To Tell the Truth'. Trabajo este último que simultaneó con su ocupación en el Consejo de las Artes de Nueva York. Sin embargo fue su perfecta actuación en el papel de Rosa Castaldi la que en 1991 le valió ser distinguida por el presidente George Bush con la Medalla de las Artes.



lunes, 23 de abril de 2007

Canciones de lunes (1)

Bruce Springsteen: Thunder Road.
Esta noche seremos libres.




A veces huimos de aquello que más amamos. O bien, sólo encontramos la paz cuando retornamos a aquello de lo que huimos. La mayor parte de las canciones de Bruce Springsteen hablan de hombres que circulan por carreteras que no llevan a ningún sitio y que sin embargo les muestran el camino a seguir. Y esos hombres luchan por abandonar el lugar que tanto odian pero a la vez desean volver a él.

Siempre me gustó Springsteen, pero esta canción es la que me “enganchó” al jefe. Eso sí, mi favorita siempre será la versión del Unplugged en la MTV, un disco de supuesta edición limitada que le supliqué a mi madre que me comprara, en el verano del 93 o así, tendría yo unos 15 años. Necesitaba tenerlo, pensaba que en pocos días dejaría de estar a la venta porque los fans lo agotarían y ella me lo compró en cassette. Eran otros tiempos. Años después lo he seguido viendo a la venta, en cd, en vhs y hasta en dvd. En fin…

Thunder Road es la primera (y casi la única) letra en inglés que he logrado memorizar en toda mi vida. Y me encanta, de vez en cuando viene a mi cabeza el solo de armónica con el que Bruce abre el tema en el umplugged y sólo eso ya me pone los pelos de punta. Luego me enganché a canciones como The river, Lucky Town, Better Days, Born to run, y cada una de ellas contiene una pequeña historia personal. Pero ésta es la canción que más me gusta del boss, empezando por el homenaje a Roy Orbison y siguiendo con el ambiente sórdido que refleja, la promesa de amor, la salvación de huir hacia delante…

Cuando la escucho pienso qué pasará con el protagonista, si finalmente Mary le acompañará o irá solo en su viaje (iniciático). También me pregunto sin conseguirá salir del batallón de los perdedores sólo con dejar atrás el lugar a lomos de su coche, que imagino el típico “trasto” destartalado de las películas americanas. Parecido a la furgoneta de Clint Eastwood en Los puentes de Madison.

En realidad, supongo que todos, de alguna manera, nos disponemos a ganar la batalla de los perdedores cada día, cuando arrancamos el coche para ir a trabajar. Y sin duda el mejor día para reflexionar sobre el significado de nuestro viaje es el lunes.


1975. Thunder Road - Carretera del Trueno

La puerta con rejilla se cierra de golpe,
el vestido de Mary ondula.
Como una visión, baila en el porche
mientras suena la radio.

Roy Orbison está cantando para los solitarios.
Hey, ése soy yo y te quiero sólo a ti.
No me hagas volver a casa,
no tengo valor para estar solo.

No corras adentro,
cariño, ya sabes para qué estoy aquí.
Así que estás asustada y piensas
que quizá ya no seamos tan jóvenes.

Muestra un poco de fe, hay magia en la noche.
No eres una belleza, pero, oye, no estás nada mal.
Oh y para mí está bien.

Puedes esconderte debajo de las mantas y estudiar tu dolor,
hacer cruces de tus amantes, tirar rosas bajo la lluvia,
pasar el verano rezando en vano
para que un salvador aparezca en las calles.

Bueno, yo sé que no soy un héroe, eso está claro.
La única redención que puedo ofrecerte
está debajo de este sucio capó,
con una posibilidad de que salga bien.

Oye, ¿qué más podemos hacer?
Excepto bajar el cristal,
y dejar que el viento lleve hacia atrás tu pelo.

Bien, la noche irrumpe con fuerza.
Estos dos carriles nos llevarán a alguna parte.
Tenemos una última oportunidad de hacerlo realidad,
cambiar esas alas por unas ruedas.

Sube atrás.
El cielo nos espera en el camino.

Oh oh, venga, coge mi mano.
Esta noche la tierra prometida será nuestra.
Oh Carretera del Trueno.

Estirada ahí fuera como un asesino al sol.
Oye, sé que es tarde, pero podemos llegar si corremos.
Oh Carretera del Trueno.
Agárrate fuerte, Carretera del Trueno.

Bien, tengo esta guitarra y aprendí a hacerla hablar.
Mi coche está ahí atrás,
si estás preparada para hacer ese largo camino
desde tu portal hasta mi asiento delantero.

La puerta está abierta, pero el viaje no es gratis
y sé que anhelas oír las palabras que no he dicho.
Pero esta noche seremos libres,
se romperán todas las promesas.

Había fantasmas en los ojos
de todos los muchachos que rechazaste.
Rondan esta polvorienta carretera de la playa
en los esqueletos de Chevrolets quemados.
Por la noche gritan tu nombre en la calle,
tu túnica de graduación yace en harapos a sus pies
y en el frescor solitario antes del amanecer
oyes rugir sus motores
pero cuando llegas al portal ya se han ido con el viento.

Así, pues, sube, Mary.
Ésta es una ciudad llena de perdedores
y yo me voy de aquí para vencer.



domingo, 22 de abril de 2007

Canciones para tardes de domingo (1)

LA MODE - EN CUALQUIER FIESTA


Tarde – noche de domingo. Un fin de semana digamos “intenso” y ya se sabe que el efecto rebote de la traca del sábado noche es la pesadez del domingo, la tristeza, la melancolía, la pereza y la sensación de que el aire es espeso y cuesta respirarlo. Otro de mis pensamientos típicos de domingo es que todo el mundo se divierte a mi alrededor, mientras yo apuro los últimos instantes del fin de semana sin pena ni gloria. Por una parte deseando que se acabe pronto el odioso día y por otra, temiendo la llegada del lunes.

Por eso hoy me viene a la mente una de mis canciones favoritas en español, que también me parece una de las más tristes que haya escuchado nunca. Es “En cualquier fiesta”, de La Mode. No suelo escuchar este tema, aparece con poca frecuencia, de repente, a traición, en una cinta vieja que llevo en el coche o en algún recopilatorio casero de los 80 que pulula por mi casa. Siempre se me encoge un poco el estómago cuando oigo la voz lánguida de Fernando Márquez en esta historia de perdedores.

“En cualquier fiesta” es una de esas canciones que me traen imágenes a la cabeza, la letra me resulta muy gráfica, pienso en una escena de una película. Imagino a una mujer visiblemente triste en una de esas fiestas decadentes con confetti y serpentinas, en la que todo el mundo ríe menos ella. Y entonces entra él, la ve y se acerca lentamente dispuesto a compartir el último tren, toda la nostalgia acumulada durante años en los que ambos han intentado ser felices sin conseguirlo. Me imagino también que él la cogerá para sacarla a bailar con toda la dulzura del mundo y darán vueltas en silencio, en una pista ya vacía, mientras las pocas personas que quedan les observan como si fueran una pareja de locos.

Una canción ideal para un domingo en el que todos bailan mientras a los que nos entristecemos se nos escapan los días y los meses sin remedio.

Como sigo sin poder subir mp3, pego la letra e invito a cualquiera a disfrutar de esta triste, tristísima, joyita de uno de los mejores grupos de los 80.


La Mode - En cualquier fiesta

Cuando todo se acabe
y nadie nos recuerde
seguro que nos vemos
en cualquier fiesta.

Cuando el tiempo se pierda
sin que nadie lo gaste
seguro que nos vemos
en cualquier fiesta.

Yo me acercaré a tu mesa,
te preguntaré si bailas
y daremos vueltas por la pista vacía.

Tú me mirarás sonriendo
con una expresión cansada
será en cualquier fiesta
una noche cualquiera.

Cuando toquemos fondo,
sin oportunidades,
seguro que nos vemos
en cualquier fiesta.

Cuando nuestra riqueza
sea sólo la memoria
seguro que nos vemos
en cualquier fiesta.

Yo me acercaré a tu mesa...
Tú me mirarás sonriendo...

viernes, 20 de abril de 2007

Principiamos, principions.....



GEORGES MOUSTAKI Y EL CAMBIO CLIMÁTICO

Bueno, no es que yo sea una ferviente ecologista pero ya saben, en estos momentos "toca" hablar del cambio climático, del calentamiento global, de si hace más calor que nunca o si está lloviendo demasiado.... Bueno, en 1971 Georges Moustaki, del que posiblemente volvamos a hablar en este blog, publicaba una canción sobre al daño que le estaban haciendo por aquel entonces al planeta, una especie de fábula dedicada a nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos y sus nietos..... eso si no hemos estallado todos por los aires antes. :)

Desde hace unos días tarareo sin parar esta cancioncilla. Ofrezco traducción casera del tema y pego letra en auténtico gabacho para quien quiera practicar. Y como no tengo fotos de mi tierra a mano, pego foto de mi tierruca, que es mi segunda patria, para ilustrar lo que vamos a perdernos con tanta gilipollez climática.

(Pegaría un link al youtube o un mp3 pero es el primer día, qué quieren...)


HABÍA UN JARDÍN

(Intro recitada)
Ésta es una canción para los niños que nacen y viven entre el acero, el alquitrán, el hormigón y el asfalto, y que puede que nunca sepan que la Tierra era un jardín.

Había un jardín que llamaban la Tierra,
brillaba al sol como una fruta prohibida.
No era el Paraíso ni el Infierno,
ni nada ya visto o ya escuchado

Había un jardín, la casa de los árboles
con un lecho de musgo para hacer el amor en él
y un pequeño arroyo que corría sin una ola,
lo refrescaba y seguía su curso.

Había un jardín grande como un valle.
Se podía comer en cualquier estación,
sobre la tierra ardiente o la hierba helada
y descubrir flores que no tenían nombre.

Había un jardín que llamaban la Tierra,
suficientemente grande para miles de niños.
Lo habitaban, antaño, nuestros abuelos
que lo heredaron, a su vez, de sus abuelos.

Dónde está ese jardín en el que podríamos haber nacido,
donde podríamos haber vivido, despreocupados y desnudos.
Dónde está esa casa, toda puertas abiertas,
que busco todavía y que ya no encuentro.


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Georges Moustaki
Il y avait un jardin

Paroles et Musique: Georges Moustaki

{Parlé}
C'est une chanson pour les enfants
Qui naissent et qui vivent entre l'acier
Et le bitume entre le béton et l'asphalte
Et qui ne sauront peut-être jamais
Que la terre était un jardin

Il y avait un jardin qu'on appelait la terre
Il brillait au soleil comme un fruit défendu
Non ce n'était pas le paradis ni l'enfer
Ni rien de déjà vu ou déjà entendu

Il y avait un jardin une maison des arbres
Avec un lit de mousse pour y faire l'amour
Et un petit ruisseau roulant sans une vague
Venait le rafraîchir et poursuivait son cours.

Il y avait un jardin grand comme une vallée
On pouvait s'y nourrir à toutes les saisons
Sur la terre brûlante ou sur l'herbe gelée
Et découvrir des fleurs qui n'avaient pas de nom.

Il y avait un jardin qu'on appelait la terre
Il était assez grand pour des milliers d'enfants
Il était habité jadis par nos grands-pères
Qui le tenaient eux-mêmes de leurs grands-parents.

Où est-il ce jardin où nous aurions pu naître
Où nous aurions pu vivre insouciants et nus,
Où est cette maison toutes portes ouvertes
Que je cherche encore et que je ne trouve plus.