RAIMON: AL VENT
Al vent del món
Esto... A ver... ¿Cómo se empieza en estos casos? Personalmente, prefiero emular al maestro y seguir como si nada hubiera pasado, con aquello de "decíamos ayer..." pero como son varios los que me preguntan por el blog, les diré que bien, gracias. Al recibo de la presente han de saber que he emprendido una especie de viaje iniciático durante unos meses, me he visto con la desprotección propia del cambio forzoso de rutina y he huido a otros lugares, con otras gentes. He cambiado mi aspecto físico y me he intentado reencontrar con la que fui hace diez años, pero ha sido imposible. En resumen: jodida y puteada en el paro por culpa de un expediente de regulación decidí entregarme al hedonismo estival, tras el cual engordé unos kilos, me teñí de oscuro y creí que volver a las aulas sería mi salvación. Craso error. Consciente de mi fallo y arrastrándome por un via crucis que en ocasiones ha sido un valle de lágrimas, me he asido a varias tablas de salvación, llegando a la conclusión de que, como esta capacidad de transcribir absurdeces sin darle nunca al "delete" no podía desaprovecharse, el blog no podía seguir huérfano por más tiempo. Así que he vuelto, no prometo regularidad pero sí líneas y líneas de música e ideas. ¿Has oído, Ramón...?
El otro día estuve con Raimon (pronúnciese Raimón), con motivo de un reconocimiento por parte de la Universitat de València. En mi nueva (y brevísima) faceta de reportera dicharachera, le pregunté por Al vent y la canción protesta y me contestó que si fuera joven, no se limitaría a protestar "chimpún, chimparrapún, contra el hambre, contra la guerra", sino a actuar: votando un partido para el cambio o implicándose en la sociedad.
Y yo, que le tenía manía a esta canción, aprendí a amarla, llegando tarde, como siempre. Y es que, como tuve que aclararle a alguien días después, obra en mi poder la discografía de este cantante de Xàtiva, en vinilo, gracias a Papá Dumont. Pero nunca le he prestado demasiado interés. Sin embargo el otro día me pareció un hombre cercano, entrañable y sensato. Y cuando oigo Al vent me estremezco, no tanto por el mensaje sino porque su voz suena emocionada, temblorosa, con un deje de solemnidad que se me contagia. Un canto a la esperanza, a la unión de todos, a contracorriente cogidos de la mano, frente a la vida que nos hace llorar tantas veces.
Y cuando llevo días tarareando Al vent y cansada de ver imágenes de Raimon, cuando todo parece terminar y en un cuarto de hora voy a cumplir un año más y la proximidad de las fiestas me hace preguntarme qué será de mí en 2010, aparece un regalito en mi estantería. Lejos de la discografía paterna, entre mis cuatro paredes, entre los objetos que tan celosamente guardo en mi santuario privado (mi despacho), surge una joyita entre mis manos: Al vent en single de vinilo, comprado por mí hace unos años, en un mercadillo de barrio en el que alguien que querría vaciar su casa de trastos me lo vendió por 1 euro.
Y el círculo se cierra, ciertas cosas vuelven a tener sentido y me doy cuenta, una vez más, de que me he hecho mayor y camino por mí misma. Siempre, siempre, con el viento de cara que, como ya dije una vez, dificulta el andar pero despeja la mirada. 2010 está entre mis manos, yo tengo el poder.
¿Sabían que Raimon compuso Al vent cuando iba de paquete en una moto? O al menos eso dice la leyenda. ;)
Feliz lunes.
Feliz Navidad.
Feliz año.